Alfredo López-Pasarín Basabe1
Resumen.
Palabras clave: Literatura, poesía española, poesía española contemporánea,
Abstract.
Keywords: Literature, Spanish poetry, contemporary spanish poetry, Antonio Martinez Sarrion, humor, irony
En el poema que cierra la segunda parte de
Los rasgos de humor y de ironía son una de las constantes más inmediatamente perceptibles para quien se acerca a la poesía de Martínez Sarrión. Y eso, con diversas variantes cualitativas y cuantitativas, en todas y cada una de las etapas de su ya dilatada carrera. Este trabajo pretende contribuir a un conocimiento más profundo de los mecanismos a través de los cuales se plasman
Antes de entrar en materia, desearía advertir que no ignoro que los dos términos que enlazo en el título de este trabajo a través de la, en apariencia, inocente conjunción copulativa distan mucho de ser entidades homólogas. Parece mucho más fácil acotar los rasgos de humor que hacerlo con los irónicos. Como se sabe, la ironía es un fenómeno extraordinariamente complejo y el humor (¿siempre?) es o puede ser una de sus manifestaciones. De modo que, para no entrar en profundidades teóricas a las que debería dedicar un trabajo de una extensión infinitamente mayor que la del presente, no distinguiré de manera explícita
Comencemos. Un recorrido por los procedimientos irónico-humorísticos tal como
1.
La falta de adecuación interna del enunciado es posiblemente el recurso más ampliamente utilizado
En el terreno exclusivamente léxico, la discordancia en el nivel lingüístico puede producirse por el empleo de vocablos característicamente marcados. Por ejemplo, es notable la predilección que muestra Sarrión por las palabras malsonantes: «puto» (TM4
que separa el
del
este copista en
entre tanto fantasma de la hepática
Entre ellos, es notable la preferencia de Sarrión por los vocablos y frases latinas, que le sirven en muchas ocasiones para dar pábulo a su afición por las alusiones sexuales
no cabría otra
del pensamiento libre y autocrítico (DA 48)
y del todo repugnan la
y cientos de colillas producidas
tales muestras de genio del famoso
garambaina pedante, con su razón de ser,
risum teneatis!, en las fantasías, muy de moda,
del ácido lisérgico. (PD 95)
Si salimos del terreno estrictamente léxico, podemos mencionar entre los procedimientos para la contraposición de niveles lingüísticos algunos, como el arcaísmo gramatical:
¿antes fuese mejor el panorama?»
o ciertos rasgos de costumbrismo que afloran de vez en cuando en el autor cuando recuerda sus orígenes manchegos5:
de las voraces moscas borriqueras
que acompañan de siempre el canto de las jotas (CT 187)
Pero, sin duda, por su abundancia y lo constante de su cultivo debemos destacar entre estos procedimientos dos. El primero es la introducción de coloquialismos:
su personalidad que vaya usted a saber (PC 101)
que la farmacopea salió con que nanay, (...) (CI 211)
por lo cual todo dios hoy se queda sin postre. (DA 50)
sin advertir gran cosa ni dárseles una higa. (CA 15)
sin ver la unitiva, ni siquiera por el forro, (FS 25)6
El segundo, lo que, en terminología de Carlos Bousoño (1952, I: 547-572), llamaremos ruptura de frase hecha, que puede ser tanto literaria (más exactamente, literal, pues corresponde a textos fijados, no necesariamente literarios):
porque parís ya vimos
ardía últimamente de disfraces (PC 121)
Juventud y confusiones (PD 95)
«Madame, para un viejo
una niña tiene siempre
el pecho de cristal.»
(Lo hace añicos con piedra escurialense berroqueña.) (CT 189)7
como coloquial:
Ahí aguardan aún el calambre de gracia (CA 41)
que hoy se utiliza tanto para un roto:
intercambiar cuatro sandeces
sincopadas sin arte,
como en un descosido: (FS 29)8
Cuando la cita se traslada en su literalidad, el simple cambio de contexto puede hacer invertir de manera total su valoración. A fin de cuentas, no está tan lejos lo sublime de lo ridículo. Una famosa frase de Juan Ramón puede servir de este modo para expresar irónicamente una posmoderna descreencia en determinadas concepciones de la poesía:
Sin embargo lo subterráneo lo iniciático lo apenas insinuado (Intelijencia dame el nombre exacto de las cosas!) (PC 94)9
En el extremo de esta concepción podemos situar la autocita. El caso más claro en la obra de Sarrión lo constituyen estos versos de DA 49:
cuya etimología es cosa de filólogos
y gentes de muy poca higiene personal.
que remiten a «gentuza del montón muy poca higiene personal» (PC 95). El recuerdo de estos versos no es el único factor, pero hay que admitir que coadyuva con los demás (la ruptura de sistema, sobre todo) en la consecución del efecto cómico.
Acabamos de esta manera con el repaso a los procedimientos que suponen una mezcla de niveles lingüísticos y que son, como ya dijimos, los más característicos de todos los empleados por nuestro autor a la hora de producir efectos cómicos o irónicos. No son, desde luego, los únicos. La confusión de
Los ejemplos de Lenin o de Areilza o de Rilke,
provenientes de espacios mentales tan opuestos (DA 47)
de un anuncio de dátiles en el serio ABC
refugiado de ilustrados, liberales
y otros hijosdeputa. (...) (ER 18)10
La segunda puede ser ejemplificada por:
Es inútil su recomendado
sintiéndolo en el alma no ha cumplido
los requisitos mínimos para ser abofeteado (PC 91)
fue dado
Los tres tipos macrotextuales son el de lo absurdo, el de lo sexual y el de lo escatológico. El primero, que es componente esencial, como veremos, de los poemas postistas, caracteriza a los libros
O sea, un claro ejemplo de miseria burguesa,
por lo cual todo dios hoy se queda sin postre. (DA 50)
En cuanto a los otros dos, se trata, como se sabe, de fuentes muy seguras de comicidad, constituyendo lo sexual la principal de las represiones que el chiste consigue liberar de las garras de la conciencia crítica, y lo escatológico uno de los terrenos en que más claramente se muestra la relación entre lo cómico y lo infantil; ambos aspectos fueron puestos de relieve por Freud en su fundamental trabajo de 1905. Si esto es válido para el chiste, poca duda cabe de que el recurso a ambos en el espacio del poema pretenden instalarlo en una tradición que no carece de ilustres antecedentes,
Enemiga es la urgencia de todo encantamiento
secando de raíz las emociones
que sirven de espoleta retardada
y del todo repugnan la
Al cabo, un expediente tan manido
como tranquilizante, al menos de momento,
puso tregua a un encuentro del todo ignominioso
con el sueño apacible de la hermosa
la muerte que al armiño, lo cuenta la leyenda,
adviene si en su piel blanca surge una mota,
la cual
sobre las albas sábanas
de un señor semejante,
sería indigna señal de polución nocturna. (FS 75)13
No se rehuye siquiera lo directamente obsceno, del que el mejor ejemplo (no el más gracioso) puede ser el siguiente mini-epigrama, de título «En el abanico de una dama», que sólo justifica apenas el valor de provocación:
No te afeites la vedija
pues desproteges la hendija. (CO 85)
Son destacables también lo que pudiéramos denominar alusiones homófobas, siempre en contextos epigramáticos y satíricos, y en relación con determinados colegas, o mejor, tipos de colegas:
y una vez ajustado busto y medias,
instalan su real cuerpo en Boulevard Cavafis
y les ingresa en cuenta el señor March. (HR 47)
Tras esa bosta corren los poetas
y otros hombres de pluma (PD 155)
En cuanto a las referencias escatológicas, sin superar en número a las sexuales, se extienden también con constancia a lo largo de toda la trayectoria del poeta. Veamos algunos ejemplos:
tus desabridos plagios de Cavafis
son simple bosta para estercolar. (DA 51)
de mentecatos y de dominguillos
que, más allá de sus propias boñigas,
sólo hablan del mirífico mercado, (FS 19)
no abandonar la Rueda,
ni tan siquiera en caso de urgencia corporal, (FS 23)14
2.
Reiteramos de nuevo que la mezcla o yuxtaposición de niveles, en las distintas variantes que hemos intentado precisar en el apartado anterior, constituye con
Comenzamos por el estudio de lo que llamamos «hablante irónico», el procedimiento que pone de relieve con mayor notoriedad todo lo que una compleja figura como la ironía debe al campo de la pragmática. Nos referimos con esa denominación al hablante poemático que representa la contrafigura más o menos perfecta (pues la antífrasis es sólo una de las posibles manifestaciones de la ironía) de la del autor. Se trata de un personaje caracterizado por una configuración mental (moral, ideológica...) defectuosa15. El truco para hacer su intervención más efectiva suele consistir en hacer de que la estructura argumentativa defectuosa sólo se manifieste paulatinamente, creciendo según la intervención del personaje se aproxima a su final, donde aparece clara, sin dejar el menor espacio a la duda.
Este tipo de hablante no se da en Sarrión en forma de monólogo dramático, sino en la de diálogo o discurso alternativo. Así, la pareja que aparece hacia la mitad de CT y, sobre todo, los dos poetas que protagonizan «Tras veinte años de errancia me acuerdo de Bert Brecht» (DA 47-48).
Más habitual es que el hablante que lleva el peso de la enunciación del poema, hablante al que no se intenta diferenciar
cómo ha bajado el dólar es culpa
ya es sabido
de los malditos guerrilleros negros (TO 69)
Alguien quedó en comprarles a la vuelta
rebajando, eso sí, sus precios abusivos. (DA 22)
benefactor y sobrio, paternal y ordenado
y, digan lo que digan, ideal para España. (CA 37)
de una jaculatoria
que, no quiero dudarlo,
el Olímpico aquel, acaso le prestara
a un colega, minúsculo y remoto,
pero colega al fin: (PD 102)17
y, lo que es aún peor,
juran en falso, por lo más sagrado,
que su dueño hace cosas que no hace. (PD 155)
Ello lleva a gozar de un empleo no muy fijo,
es verdad, (FS 41)
Por último, el caso más puntual de la ironía, por ser el más claro, es el de aquellos ejemplos antífrasticos en que un adjetivo expresa exactamente lo contrario de lo que el contexto (o datos extratextuales) nos haría esperar: «inodoros personajes» (DA 20), «un siglo tan feliz» (DA 27), «un diálogo de tan alto calado» (DA 48), «las manos sin mácula del camarada Stalin»
tales muestras de genio del famoso
compulsivo lector del
un pozo de sapiencia. (FS 74)
3.
Del terreno de la pragmática pasamos al semántico. Es evidente que el humor y la ironía se pueden aplicar a los temas y motivos más variados, incluso a los menos propensos,
El desprecio a la religión incluye a todas ellas (DA 49)
el triángulo con el ojo voyeur? (PC 115)
Gigantismo de la carpa. Susto
en los cielos. Trabaja
Elohim en el trapecio.
Vengan a verle las nalgas. (TM 158)
en tal pozo de fieras –como Daniel el Necio, (CT 187)
El estafermo asperja y tose: «¡Oremos
por el perdón de todos sus pecados!» (ER 14)18
El motivo militar, mucho menos frecuente, alcanza quizá su aparición más hilarante en «Descripción de un combate» (DA 53-54), con fragmentos como el que sigue:
Cuando el machete andaba abriéndose camino
rumbo a los órganos vitales
se copó la intendencia
con los niños del coro, todos cruces laureadas,
y el concertante que éstos acabaron formando
con una confesada vocación
de alcanzar, cuando menos, la mención en el parte,
concitó unas doscientas veintiocho adiciones.
La propia inclinación ideológica a que nos referíamos antes hace posible
el PC fijo o portátil, más perverso y bodoque
que el antiguo PC, que ya es decir,
del cual nadie hoy se acuerda, (FS 29)
Finalmente, son mucho más frecuentes las veces en que humor e ironía se aplican a lo literario o, mejor, a lo paraliterario, a lo que rodea a lo literario en sí. Como constituye en realidad el tema más típico del epigrama y la sátira lo dejaremos para el momento en que tratemos estos.
Relacionado de algún modo con los aspectos semánticos de lo humorístico, pero superándolos ampliamente, se encuentra el conocido recurso de la parodia. No es esta algo que caracterice particularmente la obra de Sarrión, pero no deja de emplearla en ocasiones, lo cual debemos consignar aquí. Es evidente la parodia del lenguaje bíblico en el comienzo de «Genealogía y liberación de Tim el tránsfuga» (TM 172-173) o la militar en «Temperatura y algas» (ER 23-24), lo que viene
4.
Es evidente el aprovechamiento irónico-humorístico que lleva a cabo Sarrión de la ruptura en las espectativas que rigen el tratamiento convencional de los títulos de poemas. Resulta típico de nuestro autor el recurso a la mención muy indirecta al tema o, mejor, al tratamiento del tema en el texto, frecuentemente por persona interpuesta, en un juego culturalista («Cernuda aprobaría algo similar», «Tras veinte años de errancia me acuerdo aquí de Bert Brecht», «Infinitamente mejor Juvenal diría», «Medallones: Malcolm Lowry sigue sin tener cura»), pero sin que eso sea imprescindible («Hasta el más lerdo puede comprobar que se trata de un ejercicio de mala conciencia personal», «Se argumenta aquí con ejemplos», «Y una paráfrasis lamentable que pudiera titularse “De la imprescindible adecuación fondo-forma”»19, «Magro consuelo pero consuelo», o todos los de la primera parte de FS, construidos de la misma manera). La relación con el asunto del poema es, en estos casos, como puede comprobarse, muy general, a veces una simple sugestión acerca de su carácter cómico o humorístico.
El mismo carácter puede adoptar cuando el título es a su vez una ruptura de frase hecha («Perversiones de posguerra entre gentes de orden», «La poesía es la más dilapidadora de las artes») o un ejemplo de parodia («Huesos: dos modos de empleo»). El tema puede señalarse de manera clara, pero rodeado por circunstancias irrelevantes: «Recuerdos de Margarita, hija de un señor inglés que tenía muchos perros» o, especialmente, «En 1946, mientras Thomas Mann era operado de una infiltración en el lóbulo inferior derecho de un pulmón, el poeta, ¿con un babero a rayas?, iba en compañía de su hermana a comprar leche al atardecer en una ciudad española de provincias», que rompe, de
5.
Son innumerables las ocasiones en que Sarrión provoca o refuerza un efecto cómico-irónico mediante la utilización del paréntesis. Sirve este a menudo para la introducción de numerosas figuras retóricas (metáfora, dilogía, corrección, distintio, sinonimia, paronomasia, alusión, ruptura de frase hecha, ruptura de sistema...) en las que no nos detendremos pues, o ya las hemos visto (como es el caso de las últimas), o vamos a estudiarlas un poco después. Destacaremos tan sólo el par de ejemplos en que se emplea para introducir el término A de la metáfora, descubriendo o potenciando su significado cómico:
la sordidez pervive oyendo
—cacareos a través de patios interiores—
Aranjuez mon amour balado dulcemente (PC 90)
te lanzó hacia los perros
—tu legítimo
y los casos de dubitatio, con los que conjuga particularmente bien, ya exponga una alternativa:
tan sólo porque oíste en aquel film francés
—¿a Michèle Morgan, a Danielle Darrieux?—
«¿Por qué todos fumáis tras haber acabado?». (ER 29)
ya proporcione otra a la del texto, en principio unívoca (y cuyo afán de precisión fuera de lugar resulta el detonante de lo cómico):
ante los ojos glotones del franciscano (¿teatino?). (CI 226)
bien aporte la explicación de la duda:
les llevó a apalabrar, por dinero o de balde
—que no saben
La función principal que tiene el paréntesis en los contextos cómico-irónicos en que Sarrión lo hace intervenir parece claramente el de la introducción de precisiones suplementarias, que indican al lector que la lectura correcta debe ser precisamente la festiva, o confirman indicios anteriores. Los ejemplos son muy numerosos
con paga extraordinaria, resto de aquel Estado
—en
benefactor y sobrio, paternal y ordenado
y, digan lo que digan, ideal para España. (CA 37)
o cuasi antifrástica:
antes y luego de las dulces fiestas
—que no es intención de uno alterar digestiones
ni pulsos que belén o árbol adornan—, (CO 99)
no tanto de intenciones, desde luego no de obras
—la
a la introducción de indicios característicos del hablante irónico:
Pero hay más —y
ya tenga por origen insomnios o picores
(efecto de ese talco que me vendió un tendero
con la fecha del todo caducada) (DA 47)
pasando por la apertura de niveles lingüísticos o situacionales francamente discordantes del contexto en que hasta ese momento se movía el poema, recurso cuya importancia ya conocemos:
señal es de que el muerto, al que el balcón realza,
(ya en el siglo fungiera de vaciar los bacines
o librar de los piojos al abad o al margrave) (CA 23)
tales muestras de genio del famoso
(si exceptuamos los restos de las malditas gambas) (CA 43)
tanta es la distinción (ni un puto plástico), (PD 72)
En el siguiente ejemplo se manifiestan con claridad las virtualidades del paréntesis para el suspense, que en este caso consiste en retardar lo máximo posible la respuesta (seria o cómica) del lector ante lo narrado:
como esa mayonesa que no liga
(y aquí saco creencias de sabor popular
y de imposible probación por ciencia)
a causa de trastornos menstruales? (CO 26)
El paréntesis es también buen espacio para el desarrollo de la autoironía:
El arte del poeta
—y no vaya a pensarse
que hablo del torpe mío—
(tan poco en sintonía con la mente
de un tarugo español, como el que escribe), (FS 23)
el absurdo:
hasta el andarivel llena de orín
y de ésta —si no sale el santo en andas—
nos embargan los fuelles y el fogón. (CI 218)
o la explicación jocosa:
como acaba de hacerse —debilidad retórica
o estado
Hasta para el aparte dramático:
No señora (¡qué zorra!) es poco de temer
Hemos dejado para el final una función particularmente importante de este procedimiento: la del desarrollo humorístico de un todo, no tanto en sus distintas partes
de prisas y mentiras inocentes
—se fundieron los plomos, el portero es un
de su casta aventura en una discoteca
—levísima resaca, cuatro roces
que lubrican apenas el motor—
de no acusarlo vergozantes marcas
—páginas viejas, puntuales crónicas—, (CO 57)
Pudo ser en directo y el lugar Pasapoga
(un cabaret de rumbo, con orquesta, con putas
y ex-cautivos y ricos con pistola), (PD 49)
6.
Martínez Sarrión utiliza con frecuencia determinadas figuras retóricas para la producción de efectos cómicos o irónicos. Quizá la más significativa entre ellas sea el símil. Nuestro autor tiene talento para descubrir en un escorzo cómicas analogías:
Precisan las tareas literarias
como los toros, mantener distancias. (DA 55)
rastreé cual apache por suelos y guaridas. (ER 11)
Mares como una nécora chorreante y vaciada
cuyos adentros se asan a los ojos del público
para que se percate de que no hay engañifa, (ER 25-26)
Quisiera
como un Ministro de Gobernación (ER 35)
bueno para que ingrese el vate en Academia,
como en convento o arma
los viejos segundones. (CO
El mejor es seguramente el siguiente, en que la expresión se demora a lo largo de varios versos
se deslizaba el tiempo como un buque
con las luces cegadas, el gobernalle roto
y una leve modorra en el pasaje
que en vano interrogaba a la marinería
por el dudoso muelle del atraque final. (DA 27)
La misma virtud puede tener la metáfora, recurso no tan abundante en nuestro autor, en su versión más claramente degradatoria:
que el sol, —mal consejero,
pero aún peor amante—
organiza a diario, macarra en decadencia, (HR 54)
para furtivos zombies de las cinematecas (ER 30)
las diecinueve horas que logré rescatar
al repulsivo monstruo de uñas negras. (ER 35)
Este último ejemplo roza ya lo zoomórfico, que es una de las más efectivas manifestaciones de la metáfora degradatoria:
y reencarnar, al cabo, en un batracio hediondo
de esos que croan y escupen en los “media”,
cuando no en una mosca cojonera,
de sobra conocida, con dos o tres papadas,
pelo pajizo y decir untuoso. (FS 23)
y no tiene en la vida más fin ni aspiración
(y esto lo situaría al nivel de las ratas) (FS 64)
Otra figura utilizada con especial acierto por Sarrión para provocar la sonrisa o la abierta carcajada es la enumeración más o menos caótica:
justo de aquellas togas tan patricias
nacieron las cisternas y josé
los canales de riego de levante
los códigos cifrados para eunucos
los palimpsestos que hay que fastidiarse
la herejía de los coptos
el uso universal del genocidio
la torre de babel del año mil
el anticomunismo más procaz (PC 124-125)
Le llamaron de todo: bastarda, clueca, ayunadora
hambrienta, huesped inoportuno, indecisa, tarántula. (TM 172)
Pero bajo los ropones de memorialistas, leguleyos, encomenderos, gachupines, guerreros de Uccello sospechosos de mestizaje, cambistas de Amberes tocados de fieltro carmesí, entre tanto fantasma de la hepática
La mejor es sin duda la que sigue:
con riesgo de que un Popper de dos perras y media
les tache de quiméricos, de tarugos, de rojos,
de gandules, confusos y cenizos,
de ignorar cómo se hace la o con un cañuto,
de cacasenos y de tercermundistas,
de infibular a honrados trabajadores con
embelecos utópicos, sueños totalitarios,
donde conforman doble, satánica coyunda
la «miseria alemana» y la españa cañí, (CA 41)
La elipsis también es empleada en varias ocasiones de manera similar y con un especial acierto:
porque al fin las rogativas estaban abonadas
y la contaduría solía prender fuego a los libros
y una conducta así
y vade retro (PC 124)
dio a luz a Tim el tránsfuga sin mucha fe
(esto es grave) y arrasando del todo los magnolios del porche
por si la criatura. (TM 172)
porque si no la ergástula, el vaso de ricino,
porque si no la podre, el
Mucho más esporádicas, abundantes figuras (paronomasia, corrección, alusión, antonomasia, revocación, dubitación...) contribuyen a la plasmación de los
¿Será la soledad otra añagaza
y un empeño banal
forjará a tu regreso esa patraña,
tan usual en quien no cobró pesca,
de embolsar en la cesta vacante
entecos mejillones con sabor a gasóleo
adquiridos a precio escandaloso
en la lonja del puerto? (CO 47)
Uno de polisíndeton:
y los esposos Rosenberg, de asustado mirar
y aire tuberculoso y miope y constipado
y de cuenta bancaria con números en rojo. (CA 41-43)
Una dilogía:
Salir de la infancia. Sueños
—por lo general mojados—
Un caso de distinctio:
que separa el
del
Otro de hipálage:
aquellos arsenales de lascivia cuché (ER 29)
Uno de definición:
planteando de frente su postura moral,
es decir, qué votaba y de dónde comía. (DA 47)
Y, para terminar, otro de sinonimia:
puesto que la ganancia suponía de suyo
la pérdida total, la quiebra padre. (CT 190)
7.
Terminamos nuestro extenso repaso con una serie de procedimientos un tanto marginales, pero que no carecen de importancia en determinados momentos. Su reunión bajo un solo epígrafe no es tan arbitraria como pudiera parecer, pues alguno de ellos participan de ambas facetas.
Los dos primeros libros de nuestro poeta están escritos, como se sabe, sin emplear signos de puntuación. Esta característica puede utilizarse para transmitir o reforzar los contenidos humorísticos. Destacan, en ese sentido, las ocasiones en que ello se produce a través de la intervención con sus propias voces de uno o varios personajes:
de los rendidos por el sueño central Brecht
se sacaría el cinturón y duro con la hebilla
y uno por favor no pare jefe no pare
Oh me muero de gusto (...) (PC 92)
para el borracho de la tuna rondábamos
amores poco claros
de putas
sí de putas buena idea patios (PC 102)
Pero la falta de puntuación no actúa como detonante de la risa necesariamente a través de personaje interpuesto, según podemos ver en uno de los mejores poemas de TO:
estuve luego haciendo lo restante
hasta que ya no pude contenerme y se lo dije
no a ella
a mis amigos (TO 53)
Como se sabe, en la poesía española contemporánea la rima resulta poco habitual. Ignoro si se ha realizado un estudio al respecto, pero no parece exagerado afirmar que la rima consonante, excepto en aquellas estrofas que la exigen (la principal, el soneto) apenas puede ser empleada por los poetas del
eterno de unos restos, a menos que el fantasma
acampara en el vicio de procurarse vértigos
como quien se desliza por áspera vertiente,
se trepa a una cucaña moviendo el nalguerío
o repta en ese estilo un tanto congestivo
de aquel desmejorado Señor de Transilvania. (CA 25)
Recordemos, para finalizar, otros
el siguiente prodigio
los manuales de física-al-alcance-de-todos, (CI 216)
de luz bla blaban (TO 83)
El desglose analitico que hemos llevado a cabo en las páginas anteriores era necesario, pero resulta por sí solo insuficiente. Es fácil ver que en muchos de los ejemplos que hemos utilizado para ilustrar un procedimiento son varios en realidad los que se conjugan para producir el efecto cómico-irónico. Se hace, pues, imprescindible comprobar el funcionamiento real de los recursos detectados en los poemas concretos. Un estudio exhaustivo, sin embargo, resulta impracticable, ya que exigiría un número de páginas del que no disponemos. Nos contentaremos con algunos análisis a manera de muestra, seguramente insuficiente, aunque esperamos que representativa.
Antes de ello, me gustaría dedicar algún espacio a dos tipos de poemas que forman sendos conjuntos uniformes y compactos, y que tienen un lugar muy
La influencia del Postismo en la obra de nuestro autor se justifica por una serie de contactos personales, favorecidos posiblemente por coincidencias geográficas (es difícil encontrar un movimiento en la poesía española en que los poetas manchegos hayan tenido un lugar más destacado); el principal de ellos es, como se sabe, Gabino Alejandro Carriedo, cuya obra editó magníficamente Sarrión, salvándolo, para suerte de los amantes de la poesía, de un olvido al que parecía fatalmente condenado. Pero, por supuesto, intervienen también razones más profundas, de índole estética. La proximidad del movimiento al Surrealismo, al que siempre se ha mostrado devoto Sarrión
Los rasgos que caracterizan los poemas postistas de Sarrión son el uso de la rima, el de versos y estrofas regulares, la continua mezcla de niveles, con coloquialismos y palabras jergales20, y la inevitable presencia del humor. De un humor muy peculiar, «por lo general arraigado al absurdo y al disparate, la mezcolanza conceptista de lo trascendente y lo bufo, el ingenio de un “significar a dos luces” (Gracián), el lirismo de lo insólito» (Pont, 1991). En resumidas cuentas, se renuncia de manera más o menos total a las conexiones del pensamiento lógico en favor de las sugeridas por las semejanzas fónicas y las necesidades de relleno del verso, lo que incentiva las más arriesgadas aventuras de la imaginación. Una lista de los poemas postistas o parapostistas (en estos últimos falla alguna de las condiciones reseñadas arriba) de Sarrión
Como muestra de esta manera de nuestro autor utilizaremos «Homenaje al postismo»:
Hube de subvenir a unos zapatos,
perdón, quise decir a unos zapatos
que, si se portan bien, yo no los atos-
igo con mis lazadas. A los patos
he echado mis zapatos garabatos
desmigándolos bien. O sea, en los tratos
con los
que no sean caros y no sean baratos.
No me entienden. Me lanzan los ingratos
pares de saldo, letras impagadas,
miradas de lujuria... Mas, los ratos
que así pierdo, se vuelven sosegadas
horas acariciando a mis dos gatos
cuando vuelvo a la clínica a patadas.
El soneto, como se sabe, es una de las estrofas preferidas de los postistas, por lo cual parece la más indicada para rendirles un homenaje. La rima consonante, por tanto, es de rigor. Pero en este aspecto ya se muestra el carácter lúdico que preside toda la composición, pues los cuartetos tienen una
Por lo que al epigrama se refiere, el primero de todos es «La mala baba», de CI. Le siguen «Cernuda aprobaría algo similar» y «Excelentes tiempos para la lírica» (HR), «Infinitamente mejor Juvenal diría» (DA), «Variación sobre un tema de Calímaco» y «Pelagra» (CO). La influencia de la concepción epigramática es más amplia, afectando a veces a fragmentos de poemas («Barato mar», de DA, es uno de ellos) y, por medio del conducto de la sátira, a muy amplios sectores
Como muestra podemos analizar «Excelentes tiempos para la lírica»:
¡Qué
hasta dar con el cuero cabelludo
y allí cientos de liendres eruditas
ahítas de la sangre eminentísima
de
Felices con sus propias deyecciones
plasman en un papel los grumos últimos.
Como un rayo lo imprimen en itálicas,
y tras uso de zafa y toalla sucia,
y una vez ajustado busto y medias,
instalan su real cuerpo en Boulevard Cavafis
y les ingresa en cuenta el señor March.
La temática literaria es, como hemos dicho, la más característica de los epigramas de Martínez Sarrión. En este poema existe una sátira de una manera de concebir la poesía, manera que coincide con la de varios de sus compañeros novísimos y, esencialmente, con lo que vino a conocerse como Venecianismo;
Pasemos ahora a realizar algunos análisis de poemas que no responden a ninguno de los dos modelos citados y donde el talento de Martínez Sarrión para la ironía y el humor (más exactamente, para su eficaz funcionamiento en el marco de la economía poética) se pone de manifiesto con más claridad. Nos limitaremos a poemas breves, por razones prácticas, aunque un análisis desde este punto de vista de textos como CA tiene que ser necesariamente muy productivo. Comenzaremos por «Peccata minuta» (HR):
Cual si cerradas las heridas, concertada la tregua,
se impusiese otra vez la vida de diario
—quiero decir la muerte—
y aquéllos dúos de fuego y de diamante
fuesen un simulacro, cosa de poco fiar,
engrudo sólo útil para fijar estampas,
alzándose del lecho se trataban de usted.
El título nos pone sin duda en la pista de la lectura irónica del poema, por su carácter de frase hecha y por ser una expresión latina, cuya preferencia por parte de Sarrión en contextos humorísticos ya hemos comentado. Pero no se queda en esto tan sólo, pues la lectura de los versos nos hará ir matizando las posibles direcciones semánticas del título, que resultará en esa dialéctica ampliamente enriquecedor. El asunto del poema es el del desamor y la soledad, imposibles de paliar con las relaciones sexuales. El «peccata minuta» remite
El siguiente ejemplo es «Horacio 1985» (DA):
Qué tristeza romperse la nariz
y ampliar el listín de los vencidos.
En el limbo fetal de los dormidos
celebra que te tachen de infeliz.
Arráncate los sueños de raíz,
no malgastes el tiempo en los zurcidos,
ni turbes la función con tus silbidos:
es la dicha un fantasma y no un desliz.
Gasta los suelos de tu gabinete,
mírate en los espejos de costado,
refuerza las conteras de tu aguante.
Revisa con tesón gavia y trinquete,
manténte en guardia, está el primer chiflado
ya intentando llevarte por delante.
El título es un juego culturalista que quizá tenga por trasfondo alguna referencia cinematográfica (Casanova 70, por ejemplo). Nos prepara en todo caso para una lectura irónica y nos orienta con claridad por los entresijos semánticos del poema. 1985 remite a la fecha posible de composición del texto, mientras que Horacio funciona como trasunto del hablante
El último poema que comentaremos es
Se han
aquellos arsenales de lascivia cuché
el dibujo acabado, el color tan real
y un ligero velado por el uso frecuente
cuando apretaba el nudo de la calamidad
en forma de alta fiebre arrasadora.
Es
exacta de aquel pliegue inguinal, el aroma
del cabello
o cierta contextura gutural del gemido
que, aún en noches fallidas, jamás dejó de darse
acaso
la correosa vanidad del macho.
Queda un caleidoscopio de difusos escorzos,
de forzados pudores, calambres
y cientos de colillas producidas
tan sólo porque oíste en aquel film francés
—¿a Michèle Morgan, a Danielle Darrieux?—
«¿Por qué todos fumáis tras haber acabado?»
Destaca otra vez el acierto del título, que es de nuevo un extranjerismo, aunque muy extendido en esa forma entre nosotros para designar, como se sabe, al porno duro. El efecto cómico se produce en el lector cuando comprende, enseguida, que en el poema se hablará de la vida sexual del protagonista, bastante alejada de la que se puede contemplar en los productos que caen bajo aquella etiqueta. La primera estrofa hablará de la vida sexual en la adolescencia, en soledad y sometida, precisamente, a la tiranía de los placeres solitarios. Todo ello expresado de manera velada pero terriblemente efectiva, con esa hilarante alusión al
Hemos elegido tres ejemplos que nos parecen especialmente acertados. La muestra podría haber sido más representativa si hubiéramos escogido poemas de los primeros o de los últimos libros. Candidatos no faltaban, pero nuestra elección sólo ha venido a confirmar una preferencia particular por esa etapa de la poesía sarroniana que va desde HR a CA.
En las páginas anteriores hemos
En TO no son decisivos ninguno de los mencionados recursos. Hay ciertas apariciones de un tipo de humor absurdo, ya
En PC
OE, en cambio, es el poemario de Sarrión donde menos presentes se hallan estos recursos, reducidos a apenas un par de indicaciones irónicas. Ciertamente, su extensión mínima debe contribuir a tan magro resultado, aunque no puede ser la única razón.
TM repite más o menos las características
La brevedad de CT no impide que los recursos que estamos estudiando constituyan una parte fundamental de su impacto estilístico. Las características difieren poco de las de los libros que hemos
Todo cambia con CI
En HR, el humor se distribuye entre las composiciones epigramáticas y las más o menos claramente postistas. Una sabia ironía se emplea en composiciones
El recurso a estos expedientes aumenta en DA, donde destacan por su interés los acertados símiles y ciertas presencias del hablante irónico, junto a la
En ER el humor es constante. Hay cierto trazo grueso en las continuas alusiones sexuales y en
Tan peculiar desde muy variados puntos de vista,
En CO el humor es ingrediente esencial para la trasmisión del tema elegido,
Mientras en PD, la segunda sección presenta algunas muestras de ironía, pero el humor se concentra sobre todo en la primera. Esta no difiere en demasía de los rasgos que encontramos en CO. El tipo de lenguaje es similar, y similares son las rupturas de nivel introducidas por los coloquialismos. Hay seguramente
Por último, FS
Hemos intentado en las páginas anteriores dar cuenta de la utilización por parte de Martínez Sarrión de
Bibliografía
Ballart, Pere (1994):
Bousoño, Carlos (1952):
Cohen, Jean (1966):
Díaz de Castro,
Freud, Sigmund (1905):
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Pont, Jaume
Prieto de Paula
Sáenz de Zaitegui Tejero, Ainoa Begoña (2006):
Schoentjes, Pierre (2001):
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