Pompeyo Pérez Díaz
Resumen.
Palabras clave:
Abstract. Frank Wedekind (1864-1928) wrote his most noted plays,
Keywords: Lulu, Wedekind, Pabst, Alban Berg, Angela Carter, Lou Reed
Frank Wedekind y la génesis de Lulu
La biografía de Frank Wedekind muestra que ni en su entorno familiar cuando era niño, ni en su vida de adulto, llegó a disfrutar de un ambiente emocionalmente estructurado. Apenas experimentó relaciones afectivas duraderas y capaces de evolucionar en el tiempo. Si nos atenemos a sus propios escritos2, su tendencia a denominar
Mantenía un estilo de vida bohemio y una actitud crítica ante el modelo social imperante, simpatizando abiertamente con el socialismo y detestando el antisemitismo habitual en las capas más conservadoras de la sociedad. Sin embargo, era capaz de afirmar cosas como que
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La sociedad, por el contrario, era mayoritariamente puritana y desconfiaba de cualquier evolución de la mujer hacia un papel activo, ya fuera en la reclamación de derechos civiles o en lo concerniente a la actividad sexual. Incluso un filósofo revolucionario como Proudhon había promulgado que
El ideal de vida imperante se basaba en el concepto de familia tradicional, concibiéndose los hijos como un proyecto de futuro en el camino hacia una fortuna mayor, creadores a su vez de otras familias que perpetuaran el modelo. El compromiso del trabajador con esta idea de progreso garantizaba que no abandonaría su puesto de trabajo, que permanecería en el engranaje de producción. A todo ello se unía el deseo de respetabilidad, existiendo un claro contraste entre ese concepto, que aunaba bienestar económico y rigor moralista, y las condiciones miserables de los suburbios de las ciudades. El modo de vida burgués se definía por oposición a esas miserias, por el pudor y
Dado que el adulterio estaba prohibido y los amoríos y juegos de seducción con muchachas de vida más o menos ligera resultaban arriesgados y caros, la prostitución se presentaba como una salida idónea pese a los tabúes sociales y los riesgos sanitarios. Servía para aliviar la pobreza de unas y satisfacer las necesidades eróticas de otros, impropias de la respetabilidad de los hogares. La sórdida imagen de las aceras nocturnas plagadas de mujeres vendiéndose y la proliferación de enfermedades venéreas, provocó un creciente interés hacia la prostitución infantil, tanto por la búsqueda de jovencitas aún ajenas a la sífilis como por la popularización del mito de la
Bailarina y ex-prostituta infantil, el personaje es concebido como una representación alegórica de la feminidad tal como emana de la Naturaleza. Esa condición de
En palabras del propio autor5, si Lulu es en gran medida pasiva, el personaje realmente activo en esta historia es el de la condesa Geschwitz, miembro de la nobleza que se desvincula de su clase social, lesbiana y la única que ama desinteresadamente a lo largo de toda la trama, además de reivindicativa en la lucha por los derechos de la mujer. Wedekind, sin embargo, parece desconfiar de una atracción amorosa sin recompensa carnal, y le otorga a la condesa cierta inclinación por el masoquismo sexual6.
Aunque a menudo se ha calificado a Lulu de
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Un personaje poliédrico
Wedekind dotó a su personaje con variadas facetas, realistas o simbólicas, que configuran lo que podríamos considerar un perfil poliédrico; las posteriores adaptaciones de la historia se inclinarán por resaltar unas u otras en función del enfoque deseado. Nos gustaría señalar lo más significativo de estos rostros de Lulu7.
Lulu animal alegórico. En su primera aparición, es presentada como
«la serpiente» en una pista de circo8. Como «animal» su condición amoral queda establecida, pues la Naturaleza y los animales no se comportan bajo preceptos morales, sino bajo las leyes de la supervivencia. En el caso de la serpiente, no sólo es amoral per se, sino que está asociada culturalmente a la maldad (el pecado) y a la mujer como origen del mismo. El triángulo serpiente, maldad y mujer queda fijado. Lulu Pierrot.
Pese a ser llamada a escena como «serpiente», aparece vestida de Pierrot, lo cual tiene asimismo un valor simbólico. Por un lado el disfraz parece meramente ocasional, se viste así porque va a ser retratada, pero la elección nos indica un rasgo de su personalidad: desea ser representada como Pierrot porque se trata del melancólico enamorado de Colombina, coqueta seductora de viejos adinerados. Asistimos a toda una declaración de narcisismo vital (en uno de sus diálogos llegará a afirmar: «si fuera un hombre sería mi propio marido»). Se recrea en sí misma como la única capaz de aceptarse tal cual es y de amarse realmente. El retrato de la Lulu Pierrot encierra quizá una manifestación oculta de melancolía, pero sobre todo de una forma de autoerotismo emocional. Ese cuadro omnipresente, inmutable mientras asciende socialmente y luego cae hasta la miseria y la muerte, un cuadro en el que periódicamente se mira y se busca como si fuera un espejo que reflejara su verdadero yo, sugiere una especie de versión a la inversa de El retrato de Dorian Gray. Lulu esposa y viuda.
Como esposa, Lulu presenta dos caras. La primera, cuando aún adolescente se casa con el Dr. Goll, es la que podríamos llamar de «joven esposa». Se la percibirá como el ángel que va junto a su viejo marido, acorde con el uso social ya descrito. Como «esposa adulta» de Schwarz y del Dr. Schön —por decirlo de algún modo, pues continua siendo muy joven—, seguirá sin impregnarse de los códigos de la sociedad en la que vive. Esta condición de «esposa adulta» supone la pérdida de la consideración «angélica» que algunos le otorgaron; ya nadie la presupone virtuosa, y no se la trata como tal. Como viuda, es una viuda negra que está en la raíz de cada muerte. No siente pena ni dolor por sus maridos, al primero le llega incluso a reprochar que fallezca: «y ahora, ¿para quién bailo?». Goll, Schwarz y Schön no pueden aguantar su actitud adúltera y de algún modo son empujados a la destrucción. El primero muere de un infarto, el segundo se suicida y el tercero recibe un disparo fortuito forcejeando con ella (empuñaba una pistola tras descubrirla con su hijo Alwa). Lulu pasiva o dominante.
A veces dominante y a veces pasiva, Lulu es amante y objeto de deseo idealizado. Como amante, aún sin querer degrada a sus parejas. De un modo u otro pecan o transgreden sus principios, poseídos por el impulso sensual que emana de ella. Esta sensualidad extrema los conduce a cierta animalidad que emparenta con la de la Lulu serpiente. Cuando es objeto de deseo idealizado, representa una forma de amor casi platónico. Tanto por parte del joven estudiante Hugenberg como por la condesa Geschwitz, asistimos a demostraciones de verdadera adoración, lo más parecido a un amor «puro» que recibe Lulu. El estudiante no llegará nunca a ser uno de sus amantes, pero la venera. Tampoco lo será la condesa, aunque la acompaña hasta el final y es quien más la ama. Dicha adoración conlleva un componente de contemplación estética que la vincula con la cualidad platónica señalada (pese al masoquismo sugerido por Wedekind). Lulu objeto de cambio y prostituta.
Tratada en varios momentos como una mercancía o un valor de cambio, más una cosa que una persona, esa cosificación se manifiesta sobre todo en sus dos etapas como prostituta. En forma de niña prostituta, iniciada por Schigolch, es una víctima de su pasado, de su origen desconocido y de su desarraigo forzado por este destino. Si la burguesía disfrutaba de las niñas o jovencitas «alegremente» prostituidas, en la caracterización de Lulu se mantiene algo ese espíritu «infantil». Parece haber siempre cierta despreocupación, un vivir al día y sacar provecho que es un eco de su origen, al tiempo que una manera de ir sobreviviendo sin sentirse aplastada por unas circunstancias cada vez más adversas. Del mismo modo, su carácter amoral puede ser visto como un rasgo infantil paralelo a la no interiorización de las normas, algo que se supone intrínseco a la madurez. Como prostituta adulta, desciende por un camino de pobreza y angustia para acabar muriendo a manos de un supuesto cliente. La moraleja parece clara: la sociedad permite que algunos de sus miembros, en apariencia respetables, prostituyan y abusen sexualmente de menores a las que convierten en seres amorales y peligrosos al tiempo que débiles. No tienen posibilidad de redención, y al final esa misma sociedad los acabará destruyendo.
En un sentido clásico del término, Lulu es presentada como una antiheroína en cuanto a su condición antiética, acorde con su amoralidad. Una antiheroína con un destino trágico, encumbrada y destruida por la fuerza de la sensualidad que encarna.
Lulu en las obras
La comparación de los textos de Wedekind con adaptaciones que podemos considerar
La Caja de Pandora
En la película desaparecen los aspectos
De igual modo, el guión se aleja del carácter irónico, el humor negro y la burla de las convenciones de la moral burguesa que por medio de guiños cabareteros o circenses estaban presentes en el teatro, si bien en segundo plano. El peso de la narración se sustenta ahora sobre los aspectos más emocionales y trágicos de la protagonista, abordándose la crítica social de manera directa y, en cierto modo, sentimental.
Un factor determinante resultó ser la elección de la norteamericana Louise Brooks (1906-1985) para el papel de Lulu. La actriz había dado sus primeros pasos como exitosa estudiante de danza contemporánea en la Denishawn School of Dancing and Related Arts12