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EGM.
marzo 2014 /
Publicación semestral. ISSN:1988-3927. Número 14, marzo de 2014.

Dedeu, Alba, L’estiu no s’acaba mai, Ed. Proa, Barcelona, 2012.

Irene Julve Nieto

 

L’estiu no s’acaba mai es el segundo libro de la escritora Alba Dedeu, ganadora del premio Mercè Rodoreda de cuentos y narraciones y el Crítica Serra d’Or, en 2010, con su opera prima Gats al parc. De nuevo, Dedeu nos presenta una colección de cuentos, de distinta extensión, en los que demuestra, a pesar de su juventud, su madurez narrativa y perfecto dominio técnico.

Los cuentos de L’estiu no s’acaba mai son escenas cotidianas que la autora nos va descubriendo poco a poco, hasta que el lector puede tener una perspectiva completa del cuadro. Consigue siempre introducir la información de forma hábil y bien dosificada, sin que resulte forzado. Por ejemplo, en L’últim adéu lo logra a través de las diferentes voces que nos narran la historia, que se entremezclan con harmonía. Tres hermanos que han tenido vidas muy distintas se van alternando en el relato y nos van desvelando las realidades de los miembros de su misma familia, con una visión notablemente diferente.

La autora es, además, muy detallista, con lo que completa estas escenas de forma visual, lo que permite al lector reconocerlas y vivirlas: en Mar uno puede ver la arena mojada, sentir la brisa, la risa de Hana, descubrir medio enterradas las siluetas de las conchas… E incluso, consigue dar información sin palabras, permitiendo al lector intuir qué sucede o ha sucedido que desencadena la narración. En Les germanes no tenemos ningún dato sobre el estado físico del protagonista, pero no nos hace falta.

Dedeu sabe conjugar perfectamente los pensamientos de los personajes y sus recuerdos, con aquello que van encontrando a su alrededor: el paisaje, las personas, las circunstancias… Consiguiendo así formar caracteres complejos, con una personalidad clara y con unas reacciones que podemos esperar, por lo que resultan humanos y verosímiles.

Y es que estos cuentos retratan historias tan cotidianas y los personajes que en ellas habitan son tan comunes, que es imposible no sentirse identificado en alguna de las historias, ya sea la pareja que va de excursión, el grupo de padres que acompaña a sus hijos a la competición de balonmano o la estudiante que ha terminado la Erasmus y tiene la oportunidad de volver a recorrer las calles de la ciudad que la acogieron durante un año académico. Precisamente en Florència consigue transmitir esa nostalgia de aquellos que han vivido lejos de casa como estudiantes; la posibilidad de experimentar con diferentes relaciones, con personas a las que no habrías prestado atención en otras circunstancias, como si se buscara permanentemente una familia o una red donde poder caer en los momentos de soledad; los recuerdos de lo vivido que retornan cuando tienes la posibilidad de regresar y repasar las calles, son recuerdos buenos y malos, pero todos tienen un no sé qué entrañable, de experiencia que te ha hecho madurar y que forma parte de tu aprendizaje. El cuento permite también revivir los momentos de verano en las ciudades o los ambientes universitarios, cuando ya no queda nadie pero se intuye aún el rastro del estudio y como el estío es quién llena ahora el vacío que han dejado los estudiantes. Dedeu consigue que el lector llegue a percatarse y rememorar todo esto, porque sus cuentos son realmente de sentimientos, de sentimientos comunes de personajes comunes, para nada llevados al extremo, por lo que no resultan nunca empalagosos ni excesivos.

L’estiu no s’acaba mai es un gran libro, no sólo ameno y adictivo, sino de literatura de alta calidad. Alba Dedeu es una escritora para seguir y tener en cuenta, quien con toda seguridad se convertirá en una referencia dentro de la literatura catalana en los próximos años si continúa con este magnífico estilo y creatividad.

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