Eduardo Waisman
En cambio, si son lectores, podrán ver a esa mujer en su ventana,
pero estarán allí, con ella, dentro de su habitación, dentro de su cabeza.
Por Amos Oz para
(traducción de Zoraida J. Valcárcel).
Con este libro de Pilar Mañas indudablemente entramos con la mujer de la ventana. La autora nos va llevando de relato en relato, de recuerdo en recuerdo, en sus reflexiones, opiniones y sentimientos,
El mundo de la escritora, que nos habla en primera persona, es mostrado con armonía y elegancia. Prima una discreción que se hace notable, teniendo en cuenta que nos está transmitiendo pensamientos y sentires íntimos. Y eso es posible por una búsqueda «insurrecta»
Este libro, escrito en una prosa sencilla, precisa y profunda, es como una composición musical, con ritmos de rebeldía que se tornan en una aceptación lúcida del tiempo que le toca vivir a la narradora en su condición de mujer que afirma su papel, sin resignar su auténtica femineidad.
En este sentido
Destaca por otra parte otro tipo de armonía que fascina: la contemplación de la vida diaria y sus cosas «minúsculas»
Es un libro de alguien en la madurez que entiende lo efímero de la vida, y que acepta momentos de melancolía y memoria sin conceder, con hondas ganas de estar despierta y vivir. Respira entonces libertad interior sin rechazar lo aleatorio como hecho fundamental de la existencia. Libertad y moral secular, que no se rinde ante la realidad negadora de cualquier utopía de otrora.
Demuestra este libro la posibilidad de expresar opiniones feministas no declamatorias, basada en una seguridad auto-afirmativa de saber quien se es.
Cuarto interior