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EGM.
septiembre 2012 /
Publicación semestral. ISSN:1988-3927. Número 11, septiembre 2012.

WILLIAM-OLSSON, Magnus (2011): Una ciudad sin muros. Poesía escogida 1989-2011, Traducción y prólogo de Ángela Inés García, Madrid: Libros del Aire, Colección Jardín Cerrado.

 

Juan Carlos Abril [*]

 

La editorial madrileña Libros del Aire está publicando una serie de poemarios que no pueden pasar desapercibidos en el actual panorama poético español, resistiendo no solo a los envites de la crisis y la pérdida de mercado lector —y potencialmente comprador—, sino proponiendo novedades y ofreciendo un criterio editorial de calado. Hace justamente un año nos ocupábamos aquí, en el n. 9 de El genio maligno. Revista de humanidades y ciencias sociales, de Vuelo 294 y otros poemas, del mexicano Víctor Manuel Mendiola, también publicado por esta editorial y en la misma colección, Jardín Cerrado, y hoy nos llama la atención en las novedades de la sección de poesía de las librerías Una ciudad sin muros. Poesía escogida 1989-2011, del sueco Magnus William-Olsson, con traducción y prólogo de la colombiana Ángela Inés García, en exquisita edición bilingüe. Ya desde el prólogo de Ángela Inés García observamos una delicadeza y una sensibilidad en las palabras introductorias que nos predisponen favorablemente para leer una traducción de este poeta sueco, desconocido hasta ahora en España. Sin embargo, como podemos observar, el desconocimiento no es recíproco, y William-Olsson conoce profundamente la cultura hispana, desde los clásicos hasta autores más contemporáneos, hispanoamericanos y españoles. Su labor como poeta se complementa con la de traductor de autores griegos antiguos, clásicos e hispanos, siendo además un reputado ensayista en su país, como demuestra la breve pero enjundiosa nota que sirve como prefacio también de este volumen, y que da cuenta de sabias reflexiones acerca de la naturaleza del poema, compenetrando pensamiento clásico —epicúreo y aristotélico— con las opiniones del Nobel Joseph Brodsky, entre otros.

Mimbres, como vemos, que no pueden más que prepararnos para afrontar la lectura de un libro importante que se ha publicado en España y que da cuenta de una trayectoria y obra que oxigena el panorama no siempre feliz de nuestras traducciones. Magnus William-Olsson es un poeta maduro que da cuenta de su madurez:

¿Juvenil, yo? No
¿Seré yo joven, cuando tan torpemente deseo besar tu boca como lo hice por primera vez hace
ya casi cincuenta años?

 

Estás bromeando, ¿verdad?
Beso entonces tu juventud, que ocurrió mucho antes de mi nacimiento, ¿cuándo todos los
hombres llevaban el pelo corto y querían salir al mundo?

¿Qué es la vejez al fin y al cabo? ¿La perdida elasticidad de la piel? ¿Una mayor proximidad a
la memoria? Llevo la mano sobre tu suave muslo blanco, debajo del vestido y tu lengua
es tan caliente y seca como tu sexo
lengua hasta la mitad de mi garganta
(p. 65)

Esta poesía erótica es la que predomina en Una ciudad sin muros. Poesía escogida 1989-2011. Lo erótico es a veces levemente intuido, jugueteando con pinceladas líricas, y otras veces caracterizado por un lenguaje visceral y directo, sin ningún tipo de protocolo estilístico, casi propio del realismo sucio, pero también cercano a la pasión amorosa más horizontal y desnuda, en consonancia con un lenguaje horizontal también.

Huele ligeramente a manzana, ¿verdad?
El olor desde tu boca, cuando ahora en medio de la noche, un poco ebria, penetras con tu
lengua hasta la mitad de mi garganta
(p. 57)Como señala Ángela Inés García en su cálida introducción, el amor —en su vertiente pansexual, epifánica, total— espolea el movimiento dialógico de esta poesía, y es precisamente desde el amor por el que se aprecia el cuerpo y nuestra materialidad como elementos fundacionales de nuestra existencia, como estructuras en las que nos basamos, nos constituimos, lejos de esencialismos, especulaciones o idealismos, ya que «el idealismo no nace de la emoción» (p. 77), y el poeta busca el temblor de la entrega, del contacto, de la carnalidad que lo define y a la que vuelve una y otra vez por mandato único, como quien es impelido a algo no porque lo haya elegido sino porque haya sido elegido. El amor —aunque parezca una obviedad— es así, y abrirse a él es exponerse a quedarse inerme, con las carnes abiertas (en carne viva), en la plenitud del ser.Este eje altruista solo puede advertirse en la buena poesía, en la poesía que nace de la experiencia y que evita retruécanos: una suerte de monólogo interior desdoblado va alumbrando la conciencia del Magnos William-Olsson y de ahí surge el texto, en comunión con el lector que deambula por los escenarios más atractivos e imaginarios, desde Granada a Alejandría, desde Puerto Vallarta hasta Damasco. La filosofía y las referencias históricas nos van acompañando, pero es la poesía, que no busca trascender sino llegar, quedarse, permanecer, la verdadera voluntad que nos empuja, la voluntad de estar vivos y de poseer el mundo, aun a pesar de que se marca a veces tareas imposibles, y sin duda esa es una de sus características definitorias: saber nuestros límites biológicos, esos imposibles que, más allá de la muerte explícita, son muerte en vida, frutos secos, historias acabadas o que definitivamente nunca volverán, con las que no podremos reconciliarnos.Alumbra esta poesía esta visión erotanática, y cualquier referencia filosófica, cualquier intertexto literario o ambientación topográfica posee un sentido de lo que se puede sentir, de lo que se ha reflexionado en su perfecta sazón, de la poesía que nace de la decantación de los sentimientos. Sea como fuere, y ya para terminar, la poesía de Una ciudad sin muros. Poesía escogida 1989-2011 (nos aventuramos a afirmar que, en general, toda la obra de Magnus William-Olsson), supone una inmersión en un territorio vivo que los lectores españoles agradecerán Esta magnífica poesía y traducción nos ponen en contacto con lo que de verdad merece la pena. Gracias.

[*] Universidad de Granada.
Contacto con el autor: jca@ugr.es

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