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EGM.
septiembre 2016 /
Publicación semestral. ISSN:1988-3927. Número 19, septiembre 2016.

Razones para leer a Elena

Sanjuanbenito, Elena, Razones para ir a Arkansas, Granada, ESJ, 2014.
Enrique Nogueras Valdivieso

Enrique Nogueras Valdivieso

 

La primera quizás sea una razón extraliteraria, la primera es el placer de tener en las manos una publicación tan cuidada, original y hermosa, que es una pequeña obra de arte y recuerda, mutatis mutandi los empeños modernistas por hacer de la tipografía, aquí de la edición, algo que vaya más allá del mero soporte de los textos, un producto artístico en sí mismo. Perroraro, el responsable gráfico de la edición, un conocido y notable diseñador y artista plástico granadino, ha conseguido plenamente no solo crear un objeto material atractivo, sino especialmente adecuado al texto al que sirve de soporte y con el que entabla, por así decirlo, un fecundo dialogo: la ilustración así explicita el texto a la vez que, en una especie de contrapunto musical, texto e imagen se contrahacen y se implican: ut pictura poesis... se me viene a la mente la horaciana máxima aunque con un sentido y unas connotaciones diferentes de las habituales.

Pero si esta colección de relatos, microrrelatos, o acaso simplemente prosas cortas, no se hubiera presentado tan bien envuelta (tan bien envuelta que como digo lo envuelto y la envoltura resultan en una comunión de idiosincrasia propia), aun así habría muchas razones para leer a Elena Sanjuanbenito. Porque, de otra parte, sin un texto que le esté a la altura, el trabajo del diseñador y el artista plástico habría resultado banal. Y entonces el artista plástico, o gráfico, devine al fin deudor del texto que ilustra en la medida en que este es en sí mismo el que permite y facilita el despliegue de sus recursos.

Razones para ir a Arkansas, es el primer volumen publicado de Elena Sanjuanbenito, aunque ella no es una completa desconocida en el mundo de la narrativa breve o, mejor, de la prosa literaria. Textos suyos han sido incluidos en un par de antologías y ha obtenido también algún premio: ya en 2005, por ejemplo, resulto ganadora ex aequo del concurso Relatos para leer en el autobús, aquel que durante varios años promovió la editorial Cuadernos del Vigía de Granada. Es quizás un poco sorprendente que solo ahora se haya decidido a publicar, con el esmero y cuidado a que ya he aludido y en un formato poco habitual, esta primera recopilación de sus escritos.

En sus 59 páginas, reúne el libro 28 textos, de muy diferente carácter aunque el conjunto es harto coherente. Uno de sus rasgos unitarios es la brevedad. Otro, un indiscutible aire de familia, una familiaridad cuyos orígenes puede que no sea fácil aprehender, pero que acaso nazca del gusto por la paradoja, una prosa ajustada y chispeante y un sentido del humor (y quizás del amor) a medias entre el juego de palabras y la ruptura sorpresiva de los registros semánticos, unidos a la fina intuición psicológica —un saber decantado probablemente de la práctica profesional de su autora— y a cierto regusto conceptual y postmoderno. Entre la deconstrucción y la alegoría moral y social, estos breves textos —los más largos no pasan de las dos páginas y el más breve alcanza solo seis líneas— se dirían una apología de la sorpresa, la sorpresa de lo cotidiano, dinamitado irónica y atrevidamente unas veces, con la indiferencia de la normalidad más absoluta otras, en una especie de ready made textual, escrito, «hecho», de palabras. Y de frases. Elena Sanjuanbenito escribe, decía, con una prosa ajustada y cuidadosa, sencilla y ocurrente y cultiva con inteligencia la paradoja. En sus textos, de un lenguaje tan vivo y coloquial como culto y cuidado, se engarzan versos, ocurrencias, aforismos. Aunque en algún momento los textos se acercan al poema en prosa, a la mera descripción o a la reflexión filosófica, sociológica o moral, siempre con una nota de ironía, humor y distanciamiento que no excluye la ternura hacia sus personajes (personajes cuyo extraña singularidad nazca quizás de un exceso de normalidad misteriosamente desvelada), su autora nunca se aleja por completo del terreno de la narración...

Entre «Love is in the air», que abre el volumen a modo de sorprendente y un tanto explícita obertura, y «Algunas razones para ir a Arkansas», que lo cierra y casi le da título, Elena Sanjuambenito traza un variado muestrario (o quizás «bestiario») de paradójicas y polimórficas estampas postmodernas y no sé si añadir también postpoéticas, pese la evidente aunque acaso heterodoxa poesía que con frecuencia rezuman. En este sentido el último y citado «Algunas razones...» es una especie summa conclusiva de cuanto le precede. La disposición de los distintos relatos (no sin algún reparo me sirvo de la palabra) pudiendo ser, me parece, o poco o nada arbitraria, este último y muy destacable escrito tenga quizás también algo de moraleja cuyo significado final quedara, como conviene, al libre arbitrio del lector...

Hay pues muchas razones para leer este libro de Elena Sanjuanbenito. A las aducidas habría que añadir al menos 28, una por cada escrito que lo componen, pues ninguno desmerece del conjunto y aunque cada lector establecerá sin duda sus propias preferencias, estoy seguro de que se sentirá complacido con muchos, encantado o conmovido con otros, divertido con casi todos y hasta burlado por algunos. No sé si es pertinente hablar aquí de realismo mágico. Creo se trata más bien de libertad creadora. Lo que destaca en este libro, a mí juicio y sobre todo, aun sin negar o sin renegar de una componente crítica y por ende ética, es la absoluta libertad con que ha sido escrito, una vocación lúdica y existencial que al tiempo aleja la banalidad y abre puertas a la reflexión, la sugerencia y a veces una fecunda melancolía. Un lenguaje que juega con un mundo —con muchos mundos— mientras lo(s) crea. Un riguroso y brillante ejemplo del ejercicio de la literatura en el sentido menos fútil del término.

razones arkansas

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