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EGM.
septiembre 2009 /
Publicación semestral. ISSN:1988-3927. Número 5, septiembre de 2009.

La distorsión artística de la realidad

El humor gráfico en la prensa diaria de Granada: de Tovar a E. Bonet
Juan Manuel Martín Robles

Sugerentes guiños a una cotidianeidad en ocasiones agridulce; burlones dardos lanzados a las ventanas entreabiertas de la reflexión personal; “monos” en blanco y negro que ponen una sonrisa amable al final de un diario en el que se relatan los aconteceres de nuestra historia más próxima, en el humor gráfico se aúnan, como síntesis irónica, actual, próxima e inmediata de la contemporaneidad, realidad, arte y humor [1].

Como si de un espejo deformante de atracción de feria se tratase, el dibujante torna, con unos cuantos trazos en blanco y negro y un pie ingenioso, la cotidianeidad frente a la que se sitúa para devolvernos una imagen de nuestra sociedad, al par que aderezada por la sal picaresca de la sonrisa, llena de ironía y realidad.

Granada, ciudad en la que, tempranamente, comenzarán a publicarse ejemplos de esta distorsión artística de la realidad, ha sido cuna de buen número de dibujantes cuyo lápiz, afilado por su particular forma de ver, y entender, la cotidianeidad, nos ofrece una visión distinta, por lo general más afable que la cruda noticia periodística, del devenir de todo el siglo XX. Miranda, Martínmorales o Soria son algunos de los nombres que están en la memoria colectiva, en el imaginario popular de todos aquellos que buscan, en las páginas de opinión o en la contraportada del diario, el apunte gráfico que, a modo de antídoto frente a la ferocidad de la información que en las columnas del periódico los redactores nos trasladan mediante la palabra escrita, nos ofrece una cara amable, siempre reflexiva e irónica, de la realidad. Junto a éstos, otros nombres hoy indisociables del mundo del periodismo local y el humor gráfico nacional, como Cerdá, Mesamadero, Frapuci o E. Bonet, han llenado, o llenan, las páginas de los diarios granadinos con su buen humor.

Prensa y humor gráfico en Granada. Una mirada al siglo XX

A pesar de que el humor gráfico se cultivó en Granada desde los inicios de la modernidad, siendo una «curiosísima caricatura» [2] de corte político publicada en 1813, en El Loco Constitucional, la primera imagen burlona documentada en la ciudad; de la importancia que aquí tuvo esta manifestación artística durante los últimos años del siglo XIX, gracias a la aparición de las revistas satíricas ilustradas La Pulga, en cuyas páginas centrales aparecieron las primeras críticas gráficas a los representantes de la política local, Mefistófeles, Andalucía Alegre o Granada Cómica, publicaciones en las que se realizaría un humor más amable, en la línea de Madrid Cómico; y de la importancia que la prensa diaria tendría en la ciudad entre 1900 y 1932, durante el primer tercio del siglo XX la imagen perderá importancia, y la presencia de viñetas o tiras cómicas será mínima, cuando no algo extraño a las publicaciones diarias. Tan sólo en los periódicos El Defensor y Noticiero granadino aparecerá, esporádicamente, alguna viñeta.

La escasa valoración que a los “chistógrafos” se les concedía en las redacciones granadinas, como queda demostrado al no incluir Luis Seco de Lucena ningún dibujante en la nómina de colaboradores de El Defensor que publicase en sus Memorias [3], junto con la incorporación a las primeras páginas de los diarios de viñetas publicadas en otros medios de difusión nacional, influiría decisivamente en las escasas firmas granadinas presentes en la prensa local durante estos primeros años del siglo XX.

Pero, aunque podamos considerar estos años como un periodo de crisis para el humorismo local, no debe pensarse decisivamente negativo, ya que será ahora cuando se ofrezca a los lectores granadinos la oportunidad de conocer la obra de aquellos dibujantes que ejercían su magisterio en los grandes centros nacionales, ejemplos que, a la par que influirían en los artífices granadinos, llevarían a los lectores a valorar positivamente, por comparación, el humor gráfico que desde la ciudad se llevaba a cabo por dibujantes que comenzaban su andadura.

Así, los lectores de El Defensor tuvieron la oportunidad de conocer, en diversas etapas, las ocurrencias de Ramón Cilla o Pedro Antonio Villahermosa y Borao Sileno, colaboraciones debidas a las buenas relaciones que mantenía el director del diario, Luis Seco de Lucena, con diversas redacciones madrileñas; Melchor Prats González Mel, Meixi o Manolo Romano, Vare, Abello o José Alfonso, humoristas cuyos dibujos se publicaron entre 1928 y 1929; Luis Garrido, Fernando Perdiguero Camps Menda o Joaquín Sama Naharro, dibujantes cuya presencia en El Defensor llenará las páginas de la última etapa de la publicación.

En el caso de Noticiero Granadino la nómina de dibujantes se reducirá considerablemente, no porque en sus páginas se diese menor importancia al humor gráfico, sino porque en muchos casos la reproducción de las viñetas, por lo general con regular calidad, no incluiría la firma de su autor o ésta será ilegible. S. Melgares e IG serán las dos principales que aparecerán entre 1906 y 1920 y durante el periodo 1932-34.

Junto a todas estas firmas nacionales, aparecieron en El Defensor las de tres dibujantes locales de prometedora carrera: el joven José María Miranda, el pintor Ricardo Santa Cruz y el caricaturista Lorenzo Martínez Dueñas L. Dueñas, accitano cuyas colaboraciones aparecerían tanto en este diario, como en la revista Granada Gráfica.

Dejando atrás este intervalo temporal, en el que el humor gráfico local tendrá escasa repercusión en los medios de información diaria, llegamos ya a la década de 1930, años que, para el humorismo y la viñeta granadina supusieron una revolución positiva. Entonces asomarían a las páginas de dos diarios de vital importancia para la historia de la prensa local, Ideal y Patria, una importante nómina de excelentes dibujantes humorísticos que consagraron a estos periódicos como dos verdaderas “escuelas” del humorismo local.

Sería entonces cuando resurgiendo el humor gráfico diario de la crisis en la que se viese sumido durante las tres primeras décadas del siglo XX aparecieron en Ideal, diario fundado el 8 de mayo de 1932, las firmas de Miranda, dibujante integrado en la plantilla inicial del diario granadino y nombre indisociable, al igual que la mosca y el gato, del mismo; Antonio López Sancho, Jiménez del Real, dibujante que, ya en la década de los ochenta, sustituiría a Soria durante los periodos vacacionales; Baldo, José Luis Prats, Enrique Villar Yebra (1921-2001) o Yebrita, como también firmaría en ocasiones en revistas, como Granada Corpus, y diarios; Francisco Martínmorales, quien, antes de comenzar su colaboración en ABC, sustituyó a Miranda tras su fallecimiento; Elías, Valverde o Antonio Mesamadero.

En Patria, periódico que comenzaba a publicarse el 9 de febrero de 1935, vamos a encontrar humor gráfico diario casi desde el comienzo. Si bien hemos de anotar que los primeros “monos” que allí asomaron estarían firmados por algunos de los más importantes dibujantes nacionales del momento, como Antonio de Lara Gavilán Tono (1896-1978), o el malagueño José Sánchez Vázquez.

Finalizada la Guerra Civil, a partir de 1939, empezaría a gestarse la “escuela” humorística de Patria, emergiendo entonces como algo habitual los dibujantes locales, que alternarían, en las páginas de aquel diario del movimiento, con otros afincados en Madrid. Aparecería en escena Guillermo Soria, usual desde 1957 hasta el cierre en 1983, cuando pasase a la redacción de Ideal.

Junto a las del decano de los humoristas gráficos locales se presentan viñetas de Gil Tovar; Cerdá, José García de Lomas, sevillano afincado en Granada por motivos laborales cuyas colaboraciones, protagonizadas generalmente por “Camborio”, aparecieron en Patria, Ideal y Granada Gráfica; Juan Manuel Burgos (1925-1972) [4], artista plástico que colaboraría con sus ocurrencias gráficas en Patria, Ideal y Rango; Pedro Félix, dibujante que publicaría en Patria un nutrido grupo de caricaturas políticas entre 1970 y 1971; Armada, humorista cuyo «dibujo simplista, casi, casi infantil, pero de intención adulta y madura» [5] se publicaría en Granada Semanal y Patria; Centeno, Frapuci, José A., quien expondría algunos chistes gráficos sobre la actualidad motrileña en Granada Semanal y Patria o Jem.

Pasados los años de transición hacia una sociedad democrática, durante los cuales las nuevas libertades conseguidas quedarían reflejadas en el notable incremento del número de diarios que llegaban a los kioscos, en la década de 1980, y al igual que sucediese en todo el territorio nacional, asistiremos al boom del humor gráfico local.

Surgían entonces en nuestra ciudad un nutrido grupo de publicaciones entre cuyos redactores y colaboradores siempre había algún dibujante. De toda aquella marea que inundaba las calles granadinas hemos de destacar, por su vital importancia para el humor gráfico, cuatro diarios, de vida relativamente corta, que cubrirán la década de los ochenta: Diario de Granada, El Defensor de Granada. Segunda época, El Día de Granada y Granada 2000. Conscientes sus directores de la importancia del chispazo irónico que el dibujante lanzaba a las mentes de los lectores para su posterior reflexión, en éstos se concedió gran importancia a dicho trabajo por lo que en sus páginas se ofrecerían continuas oportunidades a los afilados lápices granadinos.

Dibujantes ya consagrados, como Francisco Martinmorales, José Luis Prats, quien ahora comenzaría a firmar como Ozeluí, hoy habitual de la revista El Jueves, o Antonio Mesamadero, continuarán su afable labor en estos nuevos diarios junto a otros menos conocidos, bien por su juventud, bien por ser el humorismo su afición.

Entre aquellos que iniciaban su carrera en estos años, o asentaban su fama, se encontrarán Andrés Soria Moreno A. Soria, colaborador de Diario de Granada; Frapuci, pseudónimo de Francisco Puga Cifuentes; Jem, dibujante cuyos primeras viñetas aparecerían, tímidamente, junto a las de Soria en el diario Patria; Juan Flops, firma de Juan Fernando López Aguilar, quien, junto a Andrés Sopeña Monsalve, publicase en El Defensor de Granada. Segunda época, durante sus años universitarios, la serie de aventuras de Gadeamus, «un profesor, P.N.N., que se encontraba en lucha continua con el sistema educativo» [6], tira en la que dejaría manifiesto «que todo en la vida podía interpretarse con humor» [7]; I. Vega, también en El Defensor de Granada. Segunda época; Soler, o Valverde, éste en El Defensor de Granada. Segunda época, El Guardián e Ideal.

Ya en los inicios del siglo XXI asistíamos a un nuevo resurgir del humor gráfico asociado a la prensa local. Tras años en los que Ideal se convertiría en primera cabecera de Granada, llegando a ser en algunos momentos la única de la ciudad, por lo que los dibujantes granadinos habrían de optar por publicar sus ocurrencias satíricas en medios de periodicidad irregular, como el incombustible Batracio Amarillo, otra de las grandes “escuelas” del humor grafico granadino, en 2003 llegaban a los kioscos dos nuevos diarios, cabeceras a su vez de grandes grupos editoriales: La Opinión de Granada y Granada Hoy.

Las posibilidades así para los dibujantes locales se ampliaban y ahora, junto a las firmas de Soria y Mesamadero, habituales de Ideal desde la década de los 90, aparecían las de A. Soria, ya conocido por los lectores granadinos por sus colaboraciones juveniles en los diarios de los 80, y E. Bonet; savia fresca, herederos de toda la tradición local, para el humor gráfico.

Maestros del humor gráfico granadino entre dos siglos. De Tovar a E. Bonet

El granadino Manuel Tovar Siles (1875-1935) fue uno de aquellos enamorados de su tierra que, entre las décadas finales del XIX y los primeros años del siglo XX, hubieron de emigrar a Madrid buscando horizontes profesionales más amplios. Eran momentos difíciles para desarrollar en Granada, ciudad aún dormida en las mieles de un posromanticismo narcótico que dejaba soterrado cualquier atisbo de renovación, una carrera donde la “vanguardia”, todo aquello que no fuese costumbrismo, tuviese cabida.

Tovar, «uno de los más agudos, más ingeniosos y más intencionados de nuestros maestros de la caricatura» [8]; «sainetero del lápiz, captador feliz del costumbrismo madrileño» [9]; dibujante de «acertadísima visión de los problemas del momento y un trazo elegante como pocos lo han vuelto a tener» [10], ha sido unánimemente considerado por la historiografía nacional como uno de los más prolíficos caricaturistas del primer tercio del siglo XX, importancia reconocida en diversos homenajes tanto por sus contemporáneos madrileños [11], como por el mundo de la cultura nacional [12] y granadino [13].

Autocaricatura de Tovar publicada en Reflejos (1925)

Auténtico cronista de su tiempo, «sus tipos, sus personajes, sus caricaturas sobre la actualidad nos traen la vivencia de una época; la del Madrid literario y político» [14], si generalmente los comienzos de su carrera artística se sitúan, exceptuándose el caso de Gamonal Torres, tras su marcha de Granada, bien es cierto que un jovencísimo Tovar dejará algunas muestras de su humor tanto en las «postales y caricaturas recortadas en madera de los políticos de la época» [15] que a los quince años realizaba para que Ramón Peña las vendiese en el granadino Zacatín, como en revistas satíricas locales: El Manicomio [16], Granada Alegre, donde creó «unos personajillos ridículos, poco esbozados, que llevan su ridiculez, con su bombín y americana bien colocados, por esos bigotes y ojillos que coloca en ocasiones» [17], y La Pulga. Semanario satírico.

Tras estos primeros acercamientos de Tovar al dibujo humorístico, que poco tendrán que ver, a nivel estilístico, con su producción posterior, llegarían sus numerosas colaboraciones en revistas y diarios de Valencia (La bandera federal) y Barcelona (La campana de Gracia, El gato negro, La Tomasa o La esquela) [18].

Con veinte años se afincaría definitivamente en Madrid, donde comenzaría a darse a conocer a nivel nacional con sus trabajos en Nuevo Mundo. A partir de este momento el lápiz de Tovar, admirador de Ramón Cilla, con quien coincidiría en Madrid Cómico [19], fue requerido por casi todas las publicaciones de la capital del primer tercio del siglo XX.

Blanco y Negro, ABC, La Correspondencia de España, El cuento semanal, en cuya portada dejó buena muestra de su labor como ilustrador, El Sol, diario que en 1920 «le ofrece un contrato fabuloso para aquellos momentos: 1800 pesetas mensuales por una caricatura habitual en primera página» [20], o La Voz, donde publicaba sus ocurrencias gráficas en 1925, contaron con su firma.

En todas aquéllas desarrolló un trabajo por el que en algunos casos fue amonestado, si bien, como irónicamente confesaba el dibujante a Miguel Lachica, «debieron perseguirme en zapatillas de paño, porque yo nunca me apercibí de sus pisadas feroces. Es verdad que alguna vez me hicieron que fuera a contarle unos cuantos chascarrillos al juez; pero pronto olvidaba estas eutrapelias curiales, que jamás llegaron a inquietarme como presagios de formidable tormenta, como bramidos de hipopótamo que llora la muerte de su hipopótama…» [21].

Humorista granadino nacido en Motril y afincado desde muy joven en Madrid, Francisco López Rubio (1895-1965), definido por Antonio Molina Fajardo como caricaturista «de línea finísima contrastando con espacios negros bien equilibrados» y un dibujante «de excepción» [22], publicó sus historietas en numerosos medios madrileños como Buen Humor, Gutiérrez, El Perro, el ratón y el gato, dirigida por “Antoniorobles”, Muchas gracias, Machaquete o Pocholo. También en el diario El Sol, en “Los Maestros de la Historieta”, «sección única –y nunca repetida al mismo nivel–, que muestra la importancia, o como mínimo el interés por la historieta existente en algunas de las publicaciones de Madrid de esta época» [23].

En la prensa granadina aparecieron sus dibujos tanto en Granada, revista mensual, como en Reflejos, en la que colaboraría por la relación que su hermano José mantenía con Miguel Lachica, alma mater de la misma. Precisamente en ésta presentaría, entre 1924 y 1926, una serie de historietas de humor absurdo, influenciadas por el humorismo vanguardista de su hermano menor, el actor José López Rubio, y los llamados “humoristas del 27” (Enrique Jardiel Poncela, Tono, K-Hito, Mihura y Edgar Neville) [24].

Artista granadino que poseía «la rara cualidad de saber llevar al papel la forma escueta, el más puro valor esquemático de las cosas o personas que dibuja» [25]; «dibujante afortunado, cuyo humor fue de una finura notable, sin que jamás una chispa de mal gusto alcanzara a deteriorar el más apresurado de sus trabajos» [26], Antonio López Sancho (Granada, 1891-1959) colaboraría a lo largo de su carrera artística en diversas empresas periodísticas tanto granadinas (Granada Gráfica, Granada, revista mensual, Luz o Reflejos) como madrileñas (La Esfera o Nuevo Mundo).

Viñeta de López Sancho publicada en Ideal (1935)

Tras volver de Madrid, donde pasa tres años en los que su formación artística y humorística se completaría tanto por la labor diaria desarrollada, como por lo aprendido de maestros como Tovar, Robledano, K-Hito, Penagos o Bagaría, con los que compartió páginas, comenzaría una activa labor como humorista gráfico que le llevará a formar parte de las dos principales cabeceras granadinas: Patria e Ideal, en los que fue colaborador “oficial” en diferentes etapas. Entonces trata por igual las novedades locales y las noticias de ámbito nacional e internacional. Nada escapó a su sarcástico lápiz: dejó sutil constancia del conflicto bélico que asoló España entre 1936 y 1939, momento en que crearía diversos “monos” como el General Pijama (José Miaja, general del ejercito republicano), don Inda (el entonces Ministro de Defensa, Indalecio Prieto) o el bandolero Maroto [27], se hizo eco de la delicada situación económica que se viviría durante los años de posguerra, llevó a las páginas de los diarios locales la crónica gráfica de las guerras que se sucedieron en el mundo entre 1939 y 1945, dibujó los cambios que se producían en la ciudad o relató la historia deportiva local a través de las aventuras y desventuras de “José el gitano”, personaje que despertó simpatías en su momento.

En todos los ámbitos mostró su facilidad para «contemplar la realidad y traspasarla al papel con un retoque que producía la sonrisa» a través «de un humorismo fino sin concesiones a lo populachero, un humorismo perfecto, creador de sonrisas y no de carcajadas» [28].

A partir de 1948 sus apariciones como humorista gráfico en la prensa local quedarán reducidas a esporádicas colaboraciones, dedicándose por completo entonces el dibujante y artista a su taller de tejidos artesanales. De hecho, no será hasta el periodo 1955-1958 cuando vuelva a publicar algunas viñetas, si bien ya el suyo será un humor carente de interés para las nuevas generaciones, atentas a propuestas más mordientes, actuales y con trazo más desenfadado. No en vano el propio López Sancho reconocía, en una entrevista concedida en 1956 a Patria, la dificultad del humorismo y la caricatura diaria [29].

Nombre indisociable del diario Ideal, de un gato que juguetón observa a una mosca, José María Miranda Serrano (Guadix, 1907 – Granada, 1971) «fue un dibujante muy precoz cuyos dibujos y caricaturas, publicados mayoritariamente en Ideal, plasmaron un humorismo de faz risueña, sin demasiadas complicaciones» [30].

Sus numerosos “monos” –se cuentan de su pluma entre 18 y 20.000 dibujos y caricaturas [31] –, no sólo se publicaron en Ideal, sino que otras locales como Amanecer; El Defensor de Granada, donde en 1928 daba ya muestras de su buen hacer como humorista gráfico, Granada en Corpus, Granada Gráfica, con unos primeros dibujos alejados del barroquismo que caracterizará su obra, La Hoja del Lunes, entre 1946 y 1950 o Reflejos, contaron con su firma. También colabora en numerosos medios nacionales e internacionales, no en vano formó parte de la Agencia “Logos”.

Viñeta de Miranda publicada en Ideal (1939)

Autodidacta, Miranda creó a lo largo de su carrera una serie de personajes fijos, algo que, junto a un dibujo de exquisitez descriptiva, caracterizará sus viñetas. Su mosca y el gato, el que según el autor no era gato, sino gata, por lo que «nunca podrá cazar a la mosca» [32], la Pepa, «mujerona de grosor elefántico que traía aplastado a su diminuto marido» [33] o la Menegilda, «con sus problemas de servidumbre» [34], fueron algunos de estos “tipos” siempre determinados por el carácter popular de los mismos, modelos a los que retrataría «con simpatía y ternura» [35].

Autor de dibujos cuidados al mínimo detalle, a los que dedicaba «más trabajo que nadie» [36], y de un humor amable, considerado con los demás y falto de intención hiriente su labor ha sido repetidamente encomiada y su figura homenajeada en diversas ocasiones.

Otro artista autodidacta, Francisco Gil Tovar (Atarfe, h. 1923) pondría la nota cordial del día en las páginas de Patria, a lo largo de los años 1946-1947, a través de unas viñetas en las que su humor ácido se hará manifiesto en unos pies, por lo general cortos, en los que el autor reflexionará, sobre un escenario indefinido, universal, acerca de diversos temas de actualidad.

Sus “monos”, tipos de prominente nariz y redondeados pabellones auriculares, se constituirán en protagonistas de los problemas generales de la sociedad española que le fue contemporánea. Problemáticas que, en numerosas ocasiones, fueron protagonizadas por niños, erigiéndose éstos en actores principales de unos comentarios cargados de ironía que, puestos en boca de un infante, podrían parecer, especialmente ante los ojos de la censura, inofensivos razonamientos.

Viñeta de Gil Tovar publicada en Patria (1946)

«Fácil y espontáneo dibujante» [37], al tiempo que crítico de arte en el diario Patria, Gil Tovar se marcharía en 1950 de Granada, para no volver más. Primero se trasladó a Madrid, donde su dibujo, muestra de una «pluma ágil» [38], le llevó a colaborar en numerosas empresas editoriales, aunque alejado de la senda del humorismo; después a Italia, donde continuó su labor como ilustrador de libros y revistas; y, ya en 1953, a Colombia, su actual residencia [39].

Nacido en Valladolid, la firma de Ramiro Cerdá, humorista “ocasional” y abogado de profesión, aparecerá, entre 1947 y 1958, en diversas publicaciones locales. Galas, Rango y Granada Gráfica contarán con su colaboración, si bien su actividad más importante y prolongada será la que le llevase a retratar, con fina y elegante ironía, la sociedad de su tiempo en el Patria, la cual se prolongaría entre 1947 y 1955. Años difíciles en los que robustos y enjoyados “haigas”, aquellos nuevos ricos que, representantes del mal gusto, la desfachatez y el analfabetismo, proliferaron; comadres de moño y delantal que, con sus frases de portería, darán nota de la actualidad; infantes en pantalón corto, siempre sentenciosos y tipos encorbatados de largo cuello, se erigirán en protagonistas de burlonas crónicas de lo cotidiano.

Letrado del Colegio de Abogados de Granada la principal dificultad que encontraba en la confección de sus chistes, basados principalmente en un pie ingenioso y un dibujo «sin complicaciones, sin más técnica que una construcción que pudiéramos llamar infantil», sería precisamente el no dedicarse profesionalmente, «como principal labor», al humorismo. Como él mismo confesase en una entrevista publicada en Rango, «en cinco minutos tengo muchas veces que idear e improvisar mi colaboración» [40].

Viñeta de Cerdá publicada en Patria (1947)

Guillermo Soria Ortega (Granada, 1932) se ha convertido, desde su debut oficial en Patria, en 1954, en uno de los más importantes cronistas de la vida local, «“todo un ejemplo” de la larga saga de periodistas granadinos que se han dedicado a hacer humor en la prensa» [41].

Licenciado en Derecho, Soria compaginó su labor burocrática en el Ayuntamiento de Granada con su pasión por el arte y el humor gráfico. Ya tardíamente su vocación periodística le llevó a cursar Ciencias de la Información y a firmar numerosas columnas, si bien en este caso, como manifiesta voluntad de diferenciar al cronista del dibujante, con el seudónimo «GAIROS».

Dibujante autodidacta, ávido lector en su niñez de La Codorniz, sus burlones apuntes nos permiten “historiar” toda la segunda mitad del siglo XX granadino, ya que no sólo formó parte de la redacción de Patria, sino que colaboró con otras publicaciones locales, como La Hoja del Lunes, desde 1968 sustituyendo a Miranda, Granada Gráfica, entre 1955 y 1958, la revista Colegio Médico, Granada en Corpus, Granada Semanal o el semanario Fiesta. Tras el cierre de Patria ingresó en la nómina de Ideal, desde donde hoy continúa ofreciéndonos su particular visión del día a día.

Fuera de Granada sus ocurrencias fueron publicadas, en ocasiones por colaboración directa, en ocasiones reproduciendo sus dibujos, en Yugo, Odiel, Pueblo, El Alcázar, La Codorniz, El Ciervo, con «dos o tres caricaturas» [42] mensuales, El Cocodrilo, de manera efímera ante la exclusividad que se le exigía desde La Codorniz, Balalaika, El Correo de Andalucía, donde aparecería, durante 1978, un chiste diario, al que sumaría, los martes, la contribución deportiva “La liga de Soria”, «alusiva al Betis, Sevilla y Recreativo de Huelva» [43], y los también diarios deportivos madrileños Marca y As.

Viñeta de Soria publicada en Patria (1980)

Si bien no ha creado a lo largo de su dilatada carrera como dibujante ningún personaje fijo, sus viñetas son reconocibles para todos no sólo por su particular gracia y por su dibujo rápido, sino también por la omnipresencia de su “sol”, más que el astro rey, una «rueda de churros con ocho puntas» [44] que comenzaría a ser fija, sin importar si era de día o de noche, o si la escena se desarrollaba al aire libre o en un interior, a partir del verano de 1966.

Hombre de palabra fácil y conversación amena, siempre accesible, como “complemento” a su agitada labor diaria, ha llevado a cabo algunas otras actividades vinculadas directamente al mundo de la viñeta. Así en 1961 preparaba una exposición de “monos” que se inauguraba el 19 de abril en la Casa de América. Dio a aquella colección de 32 viñetas, realizadas para la ocasión, el nombre Monigotes.

Con motivo de la referida muestra fueron numerosas las notas aparecidas en la prensa local; a través de ellas se nos ofrecerá completa imagen de su personalidad artística. Marino Antequera, desde las páginas de Ideal, lo señalaría como «saladísimo dibujante festivo, que no aspira a otra meta que a alegrarle la vida al prójimo con sus obras que él titula “monigotes”» [45]. Respecto a su forma de interpretar el humor gráfico lo situaría Antequera en la línea de Mingote, Datile o Peñarroya, ya que, «por debajo de la deformación impuesta por la caricatura, se advierte en el arte de Soria dominio y seguridad en el trazo de la pluma, que define estilizando sin vacilaciones ni desfallecimientos» [46].

José Luis Kastiyo, días antes de la inauguración de la misma, señalaría la preferencia de Soria por los chistes «cojos», los que no tienen pie, ya que «llevan toda la expresión en el dibujo, en el mono» [47]. Domingo, desde las páginas de Patria, destacaría de Soria su «suelto, ágil y espontáneo dibujo que aumenta el grado de humor que en sí tengan las palabras o los momentos humorísticamente imaginados» [48]. Del dibujante explicaría que, «imprime a sus monigotes un simpático e interesante movimiento. Sus trazos firmes y entrecortados implican ese necesario sentido de lo espontáneo, de lo pronto que la “chispa” del chiste requiere», a lo que añadiría que, «técnicamente Guillermo Soria maneja con acertada seguridad la pluma y las distintas tintas que como aguadas contrapesan la posible monotonía que se pudiera deducir de un conjunto solamente compuesto de líneas negras» [49].

Fiel a la posición que para él debe tomar el humorista gráfico, «llamar la atención sobre las cosas que pasan en la ciudad; ejercer la crítica a través del humor», sus viñetas se cargarán de ironía simpática, nunca hiriente. «Personificar en un chiste y hacer éste de una manera burda y desagradable, es descender en nuestra propia estimación», afirmaba en 1968.

Francisco Puga Cifuentes Frapuci (Busquistar, 1941), tuvo siempre la caricatura como afición. Aún así, por su extensa producción, por su facilidad de trazo y por su acertada visión irónica del mundo, bien podría haber abandonado su empresa de construcción para dedicarse profesionalmente a la viñeta.

Nacido en el corazón de la Alpujarra granadina, pronto se trasladaría junto a su familia a Granada. Aquí asistirá al Colegio Inmaculada y, posteriormente, a la antigua Academia Isidoriana, instituciones en las que ya despuntaron sus dotes humorísticas, destacando entre sus compañeros «por ser buen narrador de historietas y aventuras» [50].

Viñeta de Frapuci publicada en Patria (1972)

Dibujante de trazo rápido, con cuyas caricaturas no busca la carcajada, «sino simple y llanamente la sonrisa» [51], sus primeros pasos en el mundo del humor gráfico los daría en Melilla, durante el servicio militar. Vuelto a Granada comenzó a colaborar en algunas publicaciones locales. Así vamos a encontrar su firma en Ideal, La Hoja del Lunes, Patria, diariamente en 1972, Granada Semanal, El Defensor de Granada. Segunda época, Granada en Corpus y Semanal Informativo de Granada, en el que aparecerían casi todos los “tipos” que crease a lo largo de los años: “El Quieto”, “Corazoncito”, “El Pasota” o el “Boni”, un niño despeinado con el que conseguiría el reconocimiento internacional.

Su carácter afable, siempre dispuesto a participar en cualquier empresa le ha llevado a realizar varios carteles, como el del V Certamen de Música Tradicional de la Alpujarra (1986), y a colaborar en algunos actos organizados en Granada, como las celebraciones del 488 Aniversario de las Capitulaciones de Santa Fe, junto a otros dibujantes locales como Guillermo Soria o Valverde.

En proyecto quedó su libro Tenemos que morir de risa, ambicioso plan en dos volúmenes en los que recogería, mediante la caricatura, diversas profesiones [52].

José Luis Prats Cruz Ozeluí (Granada, 1953), comenzó en el mundo del humor gráfico a los trece años, cuando enviase sus primeros trabajos a Ideal. Dibujante de expresivos tipos, en los que siempre buscará el movimiento como alternativa a la narración, en su infancia fue lector de tebeos. De Pulgarcito, por ejemplo,nacería su profunda admiración hacia “Vázquez”, de quien reconoce influencias en el trazo.

Licenciado en Biológicas, llegó a trabajar un año como agente forestal, pero la gran demanda que como dibujante recibía desde El Jueves, le lleva a renunciar a su plaza de funcionario y a tomarse el humor como opción profesional. Antes de este momento su firma aparecería en numerosas publicaciones locales: Granada Semanal, El Marca Escolar, Don Pablito, Rojo y Blanco, Diario de Granada, donde se ocuparía de poner una sonrisa a los temas deportivos, El Día de Granada, del que fue dibujante “oficial” hasta que en marzo de 1987 abandonase su labor a favor de las viñetas de “Sir Camara”; e Ideal. Aunque su colaboración ha sido extensa, nunca estuvo en nómina en ningún diario, por lo que siempre se lo tomó como una afición, «dibujando por placer» [53].

El cansancio y nerviosismo que le provocaba el tener que crear día tras día una nota gráfica de actualidad, junto a la citada demanda de viñetas e historietas que desde El Jueves recibía, le llevó a abandonar esta creación diaria, actividad en la que siempre se distinguió por su fino humor y el alejamiento de la viñeta hiriente.

Viñeta de Ozeluí publicada en Día de Granada (1986)

Asiduo lector de los tebeos que la Editorial Bruguera publicase en los años 50, Francisco Martín Morales Martínmorales (Almería, 1946), comenzó a apuntar maneras de dibujante de humor durante sus estudios de bachiller, lo que le llevaría a publicar sus primeras ocurrencias en la revista Santa Rita y el Pueblo Cristiano. A partir de ese momento su colaboración en la prensa granadina será notable, si bien el verdadero punto de inflexión en su carrera se empezaría a gestar durante el servicio militar, realizado en Madrid. Será entonces cuando tome contacto con los círculos de dibujantes allí establecidos y decida dedicarse profesionalmente al difícil mundo de la sonrisa diaria.

Sus primeras contribuciones en Ideal, por el año 1969, se convertirían poco a poco en cotidianos reflejos de la actualidad política y social que acompañaban a las últimas viñetas de temática granadina que firmaba Miranda, “maestro” del lápiz al cual sustituiría como dibujante oficial tras su fallecimiento, en 1971.

Empieza así una labor frenética para este dibujante autodidacta que pronto retorna a Madrid para, al tiempo que publicaba su chiste diario en Ideal y estudiaba periodismo, trasladar su actividad a medios de orden nacional como Nuevo Diario, Mundo Diario, periódico catalán donde sus colaboraciones cotidianas le dieron «enorme prestigio entre una juventud universitaria muy inquieta y entre un pueblo culto» [54], Arriba, El Alcázar o Ya.

Pero no serán éstas las únicas a las que se incorporará este dibujante que considerase el humor «un trabajo constante de selección, de corrección, de búsqueda» [55], sino que sus particulares “tipos”, “monos sencillos” a través de los cuales plantear «ideas de un tremendo impacto» [56], también fueron publicadas en diversas revistas, de las que incluso llegó a ser miembro fundador, como fue el caso de Por Favor o Interviú.

En todas éstas, al igual que en Ideal, llevaría a cabo un humor de opinión que el propio autor calificaría, en 1974, como «un editorial sintetizado al máximo, en el que tienes que decir o dar a entender la mayor cantidad posible de cosas en el menor número de palabras posibles, con los menores elementos de dibujo posible» [57]. Labor que, si atendemos a las referencias que en la época se hacían a sus chistes, «diaria píldora de aspirina en re mayor», «drogadíctina inyección del alucinógeno preciso para poder continuar el viaje y no apearse en marcha» [58], llevó a cabo con toda profesionalidad.

En los inicios del periodo democrático cambió su hacer diario en Ideal por las páginas de ABC y comenzó a colaborar con el Grupo Editorial “Z”. Entonces sus tipos ocuparon las páginas de diversos diarios y revistas nacionales, obteniendo gran notoriedad con unos chistes en los que, por motivos impuestos por la actualidad del momento, la situación social y política del país se erigieron en temas preferentes.

Viñeta de Martínmorales publicada en Granada 2000 (1990)

En aquellos años, en los que su firma fuese ya habitual de ABC, Interviú y otras tantas publicaciones nacionales, volvería a aparecer en algunas locales como Diario de Granada, entre 1982 y 1985, Granada 2000, con chistes de temática nacional e internacional o la revista anual Granada en Corpus.

Nombrado, el 26 de abril de 2007, Académico de Bellas Artes por la Academia de Granada, ingreso que no sólo suponía el reconocimiento a su extensa y exitosa carrera como humorista gráfico, sino, a través de su figura, a toda la profesión, continúa ejerciendo desde Madrid el oficio en diversas medios como ABC o Interviú, La Clave e incluso digitales, como Estrella Digital.

Dibujante y columnista, Antonio Mesa Madero Mesamadero (Granada, 1966) ha dejado traslucir su particular forma de ver la vida, con una sonrisa en los labios y una carcajada en el corazón, a través de numerosas publicaciones locales. En ellas ha hecho del chiste el «suavizante que acompaña al lavado y centrifugado de la noticia, la gota de miel sobre la hiel» [59].

Estudiante de Artes Gráficas, pronto abandonaría su labor profesional en la industria cerámica local para acercarse al mundo del periodismo y el humor gráfico y colaborar en la casi totalidad de diarios que, a partir de 1980, se ponían a la venta en los kioscos granadinos. Sus trabajos en Patria, El Día de Granada, en 1986 con algunas crónicas humorísticas sobre la actualidad deportiva local, Diario de Granada o Granada 2000, donde su actividad continuada entre 1988 y 1990 le llevó a trazar una breve pero intensa parcela de la Historia de Granada, amén de una frenética tarea en otras publicaciones locales “menores” y como ilustrador gráfico, serían los que definitivamente le llevasen a la redacción de Ideal en 1991.

Viñeta de Mesamadero publicada en Ideal (1995)

Modesto y tímido, como lo declarase Francisco Barajas [60], este autodidacta que considera el dibujo, como él mismo nos señalase en una entrevista, «como una espada de afilar o una escultura que pulir», ha heredado de dos de los grandes granadinos, Soria y Martínmorales, el gusto por no definir personajes fijos en sus viñetas y el gusto por un humor que no hiere, sino que ofrece al lector la posibilidad de acabar el día con una sonrisa reflexiva.

Herederos de toda esta tradición, en los primeros años de nuestra centuria comenzaban a despuntar, desde las páginas de La Opinión de Granada otros dos dibujantes en una sección compartida a la que, irónicamente, darían el título genérico de “La corriente alterna”. Nos referimos a A. Soria y E. Bonet, los dos últimos vástagos, nacidos el mismo año, del fecundo árbol del humor gráfico granadino.

Licenciado en Bellas Artes, Andrés Soria Moreno, A. Soria (Granada, 1966), digno heredero de su padre, Guillermo Soria, y ávido lector de todo tipo de tebeos en su infancia, tuvo su primer acercamiento al humorismo gráfico con tan sólo trece años, cuando publicase en Diario de Granada las tiras de “Sócrates”.

Después de su colaboración en el Diario, continuaría su labor ilustradora en otros diarios granadinos como Patria, Ideal y el efímero Sol de Granada, del que tan sólo vería la luz el primer número, aunque pronto la abandonaría para dedicarse, siempre cercano a las artes plásticas, a la realización de tebeos, a su profesión como pintor y al cine de animación. Será desde octubre de 2003, al iniciar su actividad en la Opinión de Granada, cuando el humor gráfico se convirtiese en opción laboral.

Viñeta de A. Soria publicada en Diario de Granada (1983)

Se autodefinirá como «hiperrealista», lo que le llevará a considerar más fácil el dibujo que el pie; así para él esta labor en el diario será la de «expresar la conciencia de clase», utilizando el humor «como vehículo hacia la crítica» [61]; esta posición, junto a su predilección por los temas de actualidad nacional e internacional le han llevado a trabajar para la Agencia Zardoya y, actualmente, para la agencia londinense Cartoons Stock.

Malagueño de cuna y granadino de corazón, Enrique Bonet, E. Bonet (1966), administrativo de la Universidad de Granada, comenzó en el mundo del humor gráfico en las páginas del suplemento universitario de Ideal “Campus”, colaboraciones, remuneradas, que alternaría con sus trabajos para El Batracio Amarillo y otras editoriales dedicadas al mundo del tebeo (Norma Editorial, Ariadna Editorial o El Jueves). Su “puesta de largo” en la prensa granadina le llegaría, en 2003, de la mano del diario del Grupo Joly Granada Hoy, páginas de las que, tras unas semanas, pasaría a La Opinión.

En este último, en el que publicará junto a A. Soria la citada sección “La corriente alterna”, ha desarrollado no sólo una intensa labor caracterizada por unos dibujos cuidados, aunque para nada barrocos, y un humor fino, elegante, en algunos casos ligeramente irreverente, pero siempre calculado, buscando la sonrisa y la reflexión sobre el tema tratado, sino que también ha puesto en práctica su maestría para la caricatura y su buen hacer como ilustrador, actividad de la que ha dejado muestras en libros editados por Comares (Los cuentos de la Alhambra para niños) o Edebé (El héroe del castillo negro, El niño que mató a Dios).

Viñeta de E. Bonet publicada en La Opinión de Granada (2008)

Colaborador de publicaciones como la revista Amaniaco y El Fingidor, alma máter de la web, dedicada al mundo del humor gráfico, irreverendos.com, ilustrador y dibujante de cómic para libros educativos y didácticos de la editorial sueca Liber, Bonet se considera, más que tal humorista gráfico, «un dibujante de tebeos “todoterreno”». Aún así, cuando este dibujante influenciado por los grandes maestros del tebeo español (Vázquez, Ibáñez, Segura o Raf), se enfrente a su viñeta diaria, como él mismo nos confiesa, le interesa, sobre todo, «observar la realidad más cotidiana para intentar darle la vuelta y buscar su lado más ridículo y delirante» [62].

Bibliografía

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Notas

[1] Ponemos por escrito en este texto tanto las investigaciones que sobre humor gráfico en Granada realizásemos con motivo de los trabajos efectuados durante 2006 y 2007 a raíz de la Exposición “Sonrisas de Granada”, de la que el autor fue, junto a D. Manuel Serrano, comisario, como las posteriores indagaciones y entrevistas a dibujantes locales que llevásemos a cabo para la confección del texto de la conferencia “La nota irónica del día. Un repaso a cien años de Humor Gráfico local”, que ofreciésemos, en septiembre de 2007, en el Museo “Casa de los Tiros” de Granada.

[2] VALLADAR, Francisco de P.: «La Exposición del Centro Artístico y Literario I», La Alhambra. Revista quincenal de Artes y Letras, 247 (1908).

[3] SECO DE LUCENA, Luis: Mis memorias de Granada, Imp. Luis F.-Piñar, Granada, 1941, p. 12 y ss.

[4] Patria, 30 de enero de 1972, LADRON DE GUEVARA, José G.: «Un artista que desaparece».

[5] Patria, 6 de diciembre de 1970, «Humor Granadino, 1970».

[6] ALEJO, Miguel Ángel: «La ciudad de la Alhambra y el Humor Gráfico», Tebeosfera (publicación digital), 9 (2002).

[7] El Mundo, 9 de junio de 2006, HERMOSO, Borja, «Juan Flops, ministro de Justicia y secretario de Estado de la caricatura».

[8] CASTRO SÁNCHEZ, Enrique: «Triunfadores de la caricatura. Manolo Tovar y el arte de sus “monos”», Granada Gráfica, marzo, Granada (1925).

[9] Patria, 11 de noviembre de 1966, «Una exposición de caricaturas suyas será inaugurada el próximo día 15, en el Círculo de Bellas Artes».

[10] Humor gráfico español del siglo XX, Salvat, Madrid, 1970, p. 53.

[11] Del homenaje se dio cuenta en varios medios granadinos, como fue el caso de El Defensor de Granada (11 de junio de 1925) y Granada Gráfica (marzo, 1925).

[12] Nuevamente la prensa local se hizo eco de aquel homenaje, recogiéndose entonces en Patria (11 y 17 de noviembre de 1966) algunos de los comentarios y trazos biográficos que sobre Tovar se publicaron en la prensa madrileña.

[13] Tras el homenaje rendido al caricaturista más famoso de Granada, el Centro Artístico solicitó al Ayuntamiento que se dedicase a Manuel Tovar una calle en la ciudad. Finalmente los ediles locales concedieron tal honor al artista (vid. Ideal, 7 de septiembre de 1969, «Una calle para Manuel Tovar»).

[14] Ideal, 8 de junio de 1969, R. M., «Cuando la caricatura se hace arte. Manuel Tovar».

[15] Patria, 11 de noviembre de 1966.

[16] El Manicomio, 29 de mayo de 1893, «¡Carocas!».

[17] GAMONAL TORRES, Miguel Ángel: La ilustración gráfica y la caricatura en la prensa granadina del siglo XIX, Diputación, Granada, 1983, p. 145.

[18] ARÓSTEGUI MEGÍAS, Antonio y LÓPEZ RUIZ, José: 60 años de arte granadino, Anel, Granada, 1974, p. 246.

[19] CONDE MARTÍN, Luis: El humor gráfico en España. La distorsión intencional, Asociación de la Prensa, Madrid, 2006, p. 136.

[20] Ideal, 8 de junio de 1969, R. M.: «Cuando…» op. cit.

[21] LACHICA, Miguel, «Entrevistas. Manuel Tovar», Reflejos, agosto, Granada (1925).

[22] MOLINA FAJARDO, Eduardo: Antonio López Sancho y la Granada de su época, Jefatura Provincial del Movimiento, Granada, 1975, p. 14.

[23] MARTÍN, Antonio:«Los tebeos de Madrid (1900-1936)», Cuadernos de literatura infantil y juvenil, 174 (2004).

[24] AAVV: Los humoristas del 27 (catálogo de exposición), Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Madrid, 2002, p. 172.

[25] Patria, 29 de abril de 1956, XYR: «El autor y su obra. Antonio López Sancho sabe, con los rasgos mínimos, expresar la autenticidad de personas y cosas».

[26] Patria, 24 de febrero de 1980, BUSTOS, Juan: «Granadinos de ayer. Antonio López Sancho, ilustrador de una época».

[27] Para el tema vid. HERNÁNDEZ RÍOS, M. L.: «Humorismo gráfico en la prensa granadina de la Guerra Civil: López Sancho en Ideal», Dos décadas de cultura artística en el franquismo (1936-1956). Actas del Congreso, Universidad, Granada, 2001, pp. 563-578.

[28] MOLINA FAJARDO, Eduardo: Antonio López… op. cit., p. 28.

[29] Patria, 29 de abril de 1956, XYR: «Antonio López…» op. cit.

[30] SERRANO RUIZ, Manuel: «El Humor Gráfico en Ideal (1932-2000)», MARTÍN ROBLES, J. M. y SERRANO RUIZ, M. (eds.): Sonrisas de Granada. Un siglo de “monos” y humor diario. Historia del Humor Gráfico en Granada, Tecné. Gabinete de Cultura, Granada, 2007, p. 101.

[31] ARÓSTEGUI MEGÍAS, Antonio y LÓPEZ RUIZ, José: 60 años… op. cit, p. 168.

[32] «Miranda», Rango, junio, Granada (1953).

[33] ANTEQUERA, Marino: «José María Miranda, el humorista cordial», 101 caricaturas de Miranda, Anel, Granada, 1975.

[34] Patria, 4 de febrero de 1971, «Ha muerto Pepe Miranda».

[35] ANTEQUERA, Marino: «José María Miranda, el humorista…» op. cit.

[36] Ideal,4 de febrero de 1971, ANTEQUERA, Marino: «José María Miranda, el hombre incapaz de herir a nadie con sus chistes».

[37] ARÓSTEGUI MEGÍAS, Antonio y LÓPEZ RUIZ, José: 60 años… op. cit., p. 116.

[38] Patria, 8 de febrero de 1966, «Gil Tovar triunfa».

[39] En Colombia ha desarrollado, junto a una interesante labor investigadora, una prolongada actividad educativa y divulgativa en el campo del Patrimonio Cultural.

[40] «Ramiro Cerdá», Rango, junio, Granada (1953).

[41] Ideal, 16 de mayo de 1997, «Martínmorales considera a Soria su maestro y “un ejemplo” para los dibujantes de humor».

[42] Patria, 23 de febrero de 1968, PIÑERO, José Luis: «Guillermo Soria, premio nacional de dibujos humorísticos de la Lotería».

[43] BARRERO, Manuel: «Siempre con la sonrisa a cuestas: entrevista a Guillermo Soria», Tebeosfera (publicación digital), 2 (2002).

[44] Señalaría Soria, en entrevista realizada por el autor en diciembre de 2006, que, «siguiendo la tradición de Miranda con su gato y la mosca», y teniendo en cuenta que en ocasiones la firma era seccionada en la reproducción que del dibujo se hacía en el diario, decidió crear un leit-motiv que identificase sus dibujos.

[45] Ideal, 19 de abril de 1961, ANTEQUERA, Marino: «Una exposición de dibujos festivos de Guillermo Soria».

[46] Ibídem.

[47] Patria, 19 de abril de 1961, KASTIYO: «Inauguró una exposición de chistes, la primera que se celebra en Granada (Guillermo Soria)».

[48] Patria, 21 de abril de 1961, DOMINGO: «Fino humor el de los “monigotes” de Guillermo Soria».

[49] Ibídem.

[50] Extracto de la entrevista que Francisco Puga concediese al autor, en su domicilio de Cenes, el 26 de diciembre de 2006.

[51] Semanal Informativo de Granada, 19, Granada (1979).

[52] Patria, 11 de abril de 1972, CENTENO, Carlos: «Martínmorales y Frapuci trabajan, pero seguro».

[53] Extracto de la entrevista realizada al dibujante el 28 de diciembre de 2006.

[54] Granada Semanal, 23 de noviembre de 1974, BAVIANO, José María: «Martínmorales Humor Político».

[55] Ibídem.

[56] Patria, 6 de diciembre de 1970, «Humor Granadino…», op. cit.

[57] Ibídem.

[58] Patria,16 de enero de 1972. L. de G.: «Nota para Martínmorales».

[59] MESAMADERO, Antonio: «Ideal y sus dibujantes ilustrados», en Ideal 75 aniversario, Ideal, Granada, 2007, p. 16.

[60] Granada Digital, 8 de mayo de 2006, BARAJAS, Francisco: «Antonio Mesa Madero, periodista y humorista gráfico».

[61] Extracto de la entrevista que el dibujante nos concedía en la navidad del año 2006.

[62] Extracto de la entrevista que el dibujante nos concediese en octubre de 2007.

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