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EGM.
marzo 2013 /
Publicación semestral. ISSN:1988-3927. Número 12, marzo 2013.

BALCELLS, José María (2012). Miguel Hernández: espejos americanos y poéticas taurinas, Madrid: Devenir.

Juan Carlos Abril

Los estudios filológicos, siempre que aporten datos, saquen ciertas conclusiones (que no aspiren a ser absolutas, simplemente relevantes) y ofrezcan algunas reflexiones de valía, sin que por ello tengan que convertirse en sesudos tratados categóricos que sienten cátedra por los siglos de los siglos, se dividen fundamentalmente en dos: los amenos y los plúmbeos, es decir, los que da gusto leer y los que cada página se hace una tarea infinita que parece que no se acaba nunca.

En estos tiempos en que la filología se ha vuelto una cuestión de cantidad y no de calidad, y que la vocación y el mérito se confunden con la soberbia y las luchas de egos, son cada vez más escasos los libros de la disciplina en los que el lector de historia de la literatura disfrute y no se vea sometido a un empacho de cifras, letras, referencias y demás conexiones frías, sin estilo ni calor, sin que el relato se convierta en una narración que nos acoja. Lamentablemente estamos acostumbrados a que tantos y tantos artículos y libros sean eso, un repertorio bibliográfico enlazado a una suerte de apuntes desprovistos de hálito creador, ni pulsión narrativa o hilo conductor. Es evidente que tal cuestión tiene mucho que ver con la obligación académica de la producción por la producción, con el hecho de que muchos investigadores no tengan nada que decir, nada que aportar y que sin embargo se vean impelidos, por inercia, a publicar para engrosar su currículum y subir de escala y seguir su particular cursus honorum hasta la estabilidad laboral o de rango. Pero, dicho esto, y centrándonos en el libro que nos ocupa, Miguel Hernández: espejos americanos y poéticas taurinas, hemos de afirmar que ciertamente se trata de un volumen atractivo y amable de leer, interesante porque no sólo aporta datos sino que está muy bien urdido y escrito, con la sabiduría del maestro que escribe porque tiene algo que decir, sin tener que rellenar páginas ni currículum vítae.

José María Balcells, catedrático de Literatura Española de la Universidad de León, además de experto en Miguel Hernández, ha publicado numerosos trabajos sobre autores clásicos del Siglo de Oro y es un veterano de nuestros estudios literarios. Su nombre y firma son una referencia y garantía en la filología española contemporánea y, por tanto, este libro no lo puede ser menos. Miguel Hernández: espejos americanos y poéticas taurinas, publicado en 2012, es el resultado y compendio de una selección de artículos dedicados al poeta oriolano, aparecidos en diversos medios y revistas en el año de las celebraciones del centenario del nacimiento del poeta, que tantos y tan buenos aportes ha dado para engrosar las ya inabarcables aproximaciones críticas dedicadas al autor de El rayo que no cesa. Después, convenientemente remozados y agrupados, se nos presentan ahora en estos dos bloques que aquí observamos, espejos americanos y poéticas taurinas.

Dividido en los referidos dos grandes apartados, a su vez cada uno se subdivide en otros como puedan ser, del primero: «El modernismo hispanoamericano» (pp. 9-47), «Conciencia poética y desgarro lírico: Raúl González Tuñón y César Vallejo» (pp. 49-91), o «Los sones de la amistad: Nicolás Guillén y Alejo Carpentier» (pp. 93-120); del segundo, por citar sólo dos de los más destacados: «La forja de un aficionado taurino» (pp. 157-180) o «El toro erótico» (273-308). Mucho podríamos decir de estos apartados o de otros que no citamos, pero insistimos en que el libro se lee con mucho interés.

José María Balcells, con sutil bisturí y rigor científico, con un estilo bien definido, va realizando diferentes calas en la obra de Miguel Hernández para resaltar ora un aspecto ora otro. Balcells, reputado estudioso de la obra de Hernández, maneja una bibliografía realmente envidiable y aúna datos y referencias que lejos de presentarse para rellenar, en el habitual aparato crítico de los estudios literarios plúmbeos antes citados, son un instrumento útil para cerciorarnos, asentar una aseveración, efectuar una reflexión o aportar una tesis con alguna autoridad precedente. Lo que pudiera parecer un estudio más sobre Miguel Hernández, o un estudio más, en general, sobre un asunto de historia literaria, se convierte para el lector en una aventura de conocimiento, al hilvanar anécdotas y conclusiones, aportaciones anteriores y otro tipo de fuentes que nos acaban llevando a buen puerto: aprender. Por ejemplo, en «La forja de un aficionado taurino» (aunque como hemos dicho podríamos citar otros apartados), cuando se nos habla de la afición de Miguel Hernández a los toros, cómo se escarba en la historia familiar, sentimental y amical de Hernández, cómo se nos cuentan los posibles enlaces con la vida del poeta e incluso cómo se hace eco de un chascarrillo de alrededor del año 1925, cuando una noche el oriolano se puso un cencerro, jugando y de broma, para asustar a la gente que solía cenar en las puertas de sus casas, pensando que los toros se habían escapado al llevarlos a la plaza; incluidas otras aportaciones algo más hipotéticas pero nada desviadas (hipotéticas porque faltan datos para sacar conclusiones pero que, en cualquier caso, dejan el frente abierto, como una avanzadilla, para posibles estudios y descubrimientos), como que su padre, don Miguel Hernández Sánchez, suministró durante una temporada caballos a la plaza de toros, o que era a su vez yerno de un tratante de caballos y mulas. Por esa razón a Miguel Hernández no le habría sido ni difícil ni ajeno acudir a las plazas. Junto a otros muchos datos, como la algo más que afición de su amigo Carlos Fenoll (el panadero, también aspirante a poeta), un cúmulo de razones y explicaciones siempre coherentes y sensatas hacen de estos estudios algo más que una aportación filológica, convirtiéndolos en una aproximación imprescindible para todo aquel que quiera saber algo interesante sobre la protohistoria de Miguel Hernández, y de cómo se van imbricando datos y sucesos en la propia actividad creadora del poeta.

Hay que agradecer este tipo de trabajos y el cariño que hay en el esfuerzo que se hace por puro amor a la poesía, a los estudios filológicos y, en concreto, a la poesía hernandiana. Porque quedan pocos maestros en la filología actual y porque José María Balcells es uno de ellos. Este libro es buena muestra de ello.

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